Chapter 22: Capítulo 22: Más allá de la oscuridad
El aire en el Reino de las Sombras era denso, casi palpable. Liam avanzaba con la espada Lúminis en alto, su resplandor morado creando un faro de luz en la penumbra perpetua que los rodeaba. A su lado, Mina sostenía su cetro con ambas manos, sus ojos llenos de determinación. Aria y Elandor flanqueaban la retaguardia, atentos a cualquier movimiento en la oscuridad.
Los pasillos de la fortaleza de las sombras parecían infinitos. El suelo estaba cubierto de un material negro que absorbía la luz, y las paredes susurraban con voces etéreas, repitiendo nombres que Liam no quería escuchar. Con cada paso, la tensión se hacía más espesa, y la sensación de ser observados se volvía insoportable.
—Estamos cerca —susurró Elandor, sus ojos escudriñando el camino por delante—. Puedo sentir su presencia.
Liam asintió, pero no apartó la vista del pasillo. Su corazón latía con fuerza. Sabía que, al final de aquel corredor, encontraría lo que había buscado todo este tiempo: a Ethan.
De pronto, un sonido gutural surgió de las sombras. Todos se detuvieron en seco. Una figura alta emergió frente a ellos, y al verla, una mezcla de incredulidad y horror se reflejó en sus rostros.
—No... no puede ser —murmuró Mina con un hilo de voz.
—Tú estás muerto —dijo Aria, retrocediendo un paso con una expresión de absoluto asombro.
Kelith se alzaba ante ellos, pero ya no era el mounstro que una vez conocieron. Su rostro estaba parcialmente cubierto por una máscara de sombra, y de su brazo derecho surgía una espada negra como la noche. Su cuerpo, si bien antes aterraba, ahora era una pesadilla viviente, parecía fundirse con la oscuridad misma.
—No daréis un paso más —dijo con una voz distorsionada—. Este es el fin de su camino.
Aria fue el primero en moverse. Lanzó una flecha directa al corazón de Kelith, pero éste la detuvo con un simple movimiento de su espada. Mina creo una ilusión, tratando de confundirlo, pero Kelith avanzó sin vacilar, disipando la magia con un golpe brutal en el aire.
Liam sintió el peso de la espada en su mano. Esta era su lucha. Avanzó hacia Kelith y, con un grito de guerra, cruzó aceros con él. La fuerza del impacto resonó en la fortaleza, y la oscuridad pareció estremecerse.
—No puedes ganar, Liam —dijo Kelith, empujándolo hacia atrás—. Este reino me pertenece.
—No por mucho tiempo.
Con un giro rápido, Liam esquivó un golpe mortal y contraatacó. La luz de Lúminis quemó la carne oscura de Kelith, haciéndolo gruñir de dolor. El duelo entre ambos se volvió frenético, cada golpe enviando destellos de luz y sombra en un torbellino de energía.
Mientras tanto, Mina y Aria luchaban contra las criaturas de sombra que emergían de las paredes. Elandor, con su espada de plata, protegía su flanco, evitando que fueran rodeados. La lucha se extendió por largos minutos, con cada uno de ellos empleando todas sus habilidades para resistir la embestida de las sombras.
Kelith lanzó un ataque devastador, obligando a Liam a retroceder. Su espada de sombra se alargó, convirtiéndose en un látigo oscuro que intentó atrapar a Liam. Con un esfuerzo sobrehumano, éste desvió el ataque con Lúminis, pero la energía de la sombra se extendió como un veneno por el aire.
—¡Elandor, cubre a Mina! —gritó Aria mientras disparaba una flecha que se incrustó en el hombro de Kelith, haciéndolo gruñir.
El traidor se giró hacia Aria con furia en los ojos y con un movimiento rápido, liberó una onda oscura que lo lanzó contra la pared. Aria cayó al suelo, aturdido, y Mina corrió hacia él para ayudarlo.
Pero Kelith no estaba solo. Un nuevo portal se abrió detrás de él, y del otro lado emergió una figura imponente: el líder de las sombras. Su presencia hizo que el aire se volviera aún más pesado, y la esperanza pareciera desvanecerse. La oscuridad se acumuló alrededor de él como una niebla viva, y su mirada se posó directamente en Liam.
—Bienvenido, Liam —dijo la figura con una sonrisa siniestra—. Te estábamos esperando.
El destino de Ethan, y de todos ellos, estaba a punto de decidirse. Pero Liam apretó los dientes, alzando a Lúminis con renovada determinación. Aún no había terminado. No podía rendirse.
El combate final apenas comenzaba.