Chapter 21: Capítulo 21: En el estómago de la bestia
Liam sintió un escalofrío recorrerle la espalda cuando la criatura emergió del río oscuro. Su silueta era colosal, un ente formado de pura sombra líquida, con múltiples extremidades que se extendían como tentáculos de negrura absoluta. Sus ojos rojos brillaban con un fulgor antinatural, observando la escena con hambre primigenia.
Berserk sonrió con satisfacción.
—El guardián ha despertado —susurró, con un dejo de reverencia en su voz—. Bienvenido al umbral del Reino de las Sombras, Liam.
Liam no respondió. Sus músculos estaban tensos, su corazón retumbaba en su pecho. No podía dejarse intimidar. Apretó con más fuerza la empuñadura de Lúminis y la levantó, permitiendo que su luz púrpura se extendiera por la cueva. La criatura emitió un gruñido gutural y se irguió por completo, su sombra cubriendo el techo cavernoso.
Berserk se movió en un parpadeo, atacando con la ferocidad de una bestia desatada. Su espada de sombra cortó el aire, buscando atravesar la defensa de Liam. Pero esta vez, Liam estaba listo. Lúminis giró en su mano con precisión, bloqueando y desviando los golpes. Cada impacto generaba un estallido de luz que debilitaba momentáneamente la oscuridad que cubría a Berserk.
La batalla se convirtió en un torbellino de ataques y contragolpes. Liam sentía la presión de la criatura que avanzaba detrás de ellos, sus tentáculos azotando el suelo y las paredes. Sabía que no tenía mucho tiempo. Si la lucha se prolongaba, ambos serían devorados por la sombra viviente.
Entonces, vio la apertura.
Berserk cometió un error. Al intentar golpear con un tajo descendente, Liam giró sobre sí mismo y esquivó por un margen mínimo, dejando su costado expuesto. Sin dudarlo, enterró a Lúminis en el abdomen de Berserk.
Un rugido de agonía resonó en la cueva.
La luz de la espada se expandió violentamente, atravesando el cuerpo de Berserk y deshaciendo las sombras que lo envolvían. Por un instante, Liam vio su verdadero rostro: no el de un traidor consumido por la oscuridad, sino el de un hombre atrapado en un destino impuesto por fuerzas más grandes que él.
—Tch... —Berserk tosió, sangre oscura goteando de su boca—. Así que... esto es todo.
La criatura de las sombras rugió, lanzando sus tentáculos hacia ellos. Berserk, con las pocas fuerzas que le quedaban, sonrió con ironía.
—Supongo que el final llega para todos —susurró antes de soltar su espada de sombra, permitiendo que la luz de Lúminis lo consuma por completo.
En un estallido de energía, Berserk desapareció. Su cuerpo se desintegró en un remolino de sombras disipadas. Solo quedó su eco en la caverna.
Liam apenas tuvo tiempo de procesarlo cuando sintió el suelo temblar bajo sus pies. La criatura se preparaba para atacar de nuevo.
Fue entonces cuando escuchó las voces.
—¡Liam!
Desde lo alto de la grieta, vio una luz abrirse paso entre la oscuridad. Aria, Mina y Elandor descendían rápidamente, su llegada anunciada por el destello de magia y acero.
—¡Rápido! —gritó Elandor—. ¡El portal se está abriendo!
Liam alzó la vista y vio cómo, en el fondo de la cueva, una enorme puerta de sombra comenzaba a formarse. El Reino de las Sombras los llamaba.
Sin perder más tiempo, Liam corrió hacia la entrada. El monstruo rugió, sus tentáculos buscando atraparlo. Pero Aria disparó una flecha luminosa, cortando una de sus extremidades, mientras Mina creaba ilusiones para distraer a la bestia.
Con un último esfuerzo, Liam cruzó el umbral de la puerta.
Y entonces, todo se volvió oscuridad absoluta.