Chapter 54: Capitulo 52 – Dia de Descanso 6 (Parte 2)
Capitulo 52 – Dia de Descanso 6 (Parte 2)
La cabaña aún estaba en penumbra, con los primeros rayos del sol colándose entre las tablas mal clavadas. Gwen abrió los ojos lentamente, sintiendo el aire fresco de la mañana y el silencio que solo se rompía por los ronquidos de Owen, que parecían venir de una dimensión alterna.
Se quedó unos segundos mirando el techo, sin moverse. No por flojera, sino porque su mente estaba procesando algo nuevo. Algo que no encajaba del todo con su rutina habitual.
Estaba... animada.
No emocionada como Lindsay cuando encuentra un espejo nuevo. No eufórica como Izzy cuando ve una ardilla. Pero sí... diferente. Liviana. Como si algo dentro de ella se hubiera desbloqueado.
Se sentó en la cama, estiró los brazos, y se permitió una pequeña sonrisa.
"Estoy saliendo con Cody."
La frase aún sonaba rara en su cabeza. No porque no lo quisiera, sino porque nunca pensó que algo así pasaría. Él era... él. Torpe, intenso, pero genuino. Y eso, en este campamento lleno de farsas y cámaras, valía más que cualquier pose.
Se levantó y caminó hacia su mochila. Sacó su cepillo, se peinó con más cuidado del habitual, y se puso una camiseta negra que no tenía agujeros. Incluso se aplicó un poco de delineador, lo justo para que no pareciera que lo había hecho a propósito.
"No es por él. Es por mí."
"Bueno... tal vez un poco por él."
Salió de la cabaña con paso tranquilo, disfrutando del aire fresco. El sol apenas comenzaba a pintar el cielo, y por primera vez en días, no sentía que el día fuera una amenaza.
Al llegar al comedor, lo vio.
Cody estaba sentado en una de las bancas, hablando con el Chef. Tenía el cabello aún húmedo, probablemente por una ducha reciente, y una expresión que mezclaba concentración con nerviosismo.
Cuando la vio, se enderezó de inmediato. Le guardó un lugar junto a él, como si fuera un ritual silencioso.
Gwen se acercó, sin apuro. Se sentó a su lado, y por un momento, ninguno dijo nada.
Solo estaban ahí. Juntos. En medio del caos, las cámaras, y las miradas curiosas.
Y eso, para Gwen, ya era suficiente.
El comedor estaba más tranquilo de lo habitual. Tal vez porque Chef había decidido no gritar durante el desayuno, o porque la mayoría aún no se recuperaba del reto anterior. Gwen entró con paso relajado, su mirada recorriendo las mesas hasta encontrar a Cody.
Él ya la había visto. Se enderezó en su asiento, como si su columna vertebral acabara de recordar que tenía dignidad. A su lado, una bandeja con pan tostado, fruta, y una taza de café que parecía más confiable que la habitual.
Cuando Gwen se acercó, Cody sonrió con nerviosismo.
"Te guardé lugar. Y café. Bueno... líquido caliente con intenciones de café," dijo.
Gwen se sentó, observando la taza con escepticismo.
"¿Chef lo hizo con agua o con resentimiento?" preguntó.
"Probablemente ambos. Pero tiene menos espuma que ayer, así que es una mejora," dijo.
Ella tomó la taza, la olió, y decidió que su sistema inmunológico podía con eso. Dio un sorbo pequeño, frunció el ceño, pero no lo escupió.
"Definitivamente tiene personalidad," dijo.
Cody rió, aliviado por la ligereza del momento. Gwen se veía distinta. No por el delineador ni la camiseta sin agujeros, sino por la forma en que estaba presente. Como si no estuviera esperando que algo saliera mal.
"Te ves... no sé. Más tú," dijo.
Gwen lo miró de reojo.
"¿Más yo como en 'menos gótica' o como en 'menos borde de colapso existencial'?" preguntó.
"Como en 'más tranquila'. Como si el mundo no estuviera a punto de explotar," dijo.
Ella se quedó en silencio unos segundos, mirando la bandeja. Tomó un trozo de pan, lo partió en dos, y habló sin mirar.
"Tal vez porque por primera vez en mucho tiempo, no siento que tenga que estar a la defensiva," dijo.
Cody asintió, sin interrumpir. Sabía que Gwen no decía esas cosas a la ligera. Que cada palabra era una piedra cuidadosamente colocada en el muro que ella decidía si abrir o no.
"Me gusta estar contigo, Gwen. No quiero que esto sea solo una fase de campamento," dijo.
Ella lo miró, seria. No por incomodidad, sino porque entendía el peso de lo que él decía.
"Yo tampoco," dijo.
El silencio que siguió no fue incómodo. Fue cómodo. Como una pausa entre dos canciones que encajan.
Pero Cody aún tenía algo que decir. Algo que no podía quedarse guardado.
"Hay algo que pasó esta mañana..." dijo.
Gwen levantó la mirada, alerta pero sin juicio.
"¿Qué cosa?" preguntó.
Cody tragó saliva. El momento de la verdad había llegado.
Cody bajó la mirada, removiendo su café con una cucharita que parecía más decorativa que funcional.
"Esta mañana, después del entrenamiento... Izzy me besó en el bosque," dijo Cody.
Gwen se quedó quieta. No por sorpresa, sino por incomodidad. El bosque era un lugar que ella asociaba con calma, con espacio para pensar. Ahora, esa imagen se había contaminado.
"¿Fue espontáneo o parte de uno de sus rituales de caos?" preguntó Gwen, sin mirar directamente.
"Fue serio," dijo Cody. "No lo vi venir. No lo busqué. Y no lo continué."
Gwen apretó la taza entre las manos. No por celos, sino por tensión. Sentía que algo se había cruzado en su espacio, en su dinámica, sin permiso.
"¿Ella lo tomó como broma?" preguntó Gwen.
"No. Me miró como si fuera una especie de reto. Como si estuviera probando algo," dijo Cody.
Gwen levantó la vista y buscó a Izzy entre las mesas. La encontró, sentada con una manzana en la mano, hablando con Owen. Pero al notar la mirada de Gwen, Izzy giró la cabeza y la sostuvo. No con culpa. Con desafío.
Gwen no desvió la mirada. No pestañeó. Solo la observó, como quien mide la distancia entre dos volcanes activos.
"Me dijo que tú no eras una amenaza para ella," dijo Cody. "Que si yo estaba contigo, tenía que estar segura de que no retrocedería."
Gwen volvió a mirar a Izzy. Esta vez con más dureza. No por inseguridad, sino por indignación. No le molestaba el beso. Le molestaba el juego.
"Lo siento, Gwen. No debí dejar que se acercara tanto. No debí bajar la guardia," dijo Cody.
Gwen no respondió de inmediato. Solo giró la cabeza lentamente, como si estuviera calibrando su respuesta. Luego volvió a mirar a Izzy, que ahora sonreía como si supiera algo que los demás no.
"No soy una amenaza," dijo Gwen, en voz baja. "Pero puedo ser una consecuencia."
Cody tragó saliva. No por miedo, sino por respeto. Sabía que Gwen no hablaba por hablar.
"Estoy contigo. No con ella. Y no voy a retroceder," dijo Cody.
Gwen asintió, sin mirar. No porque lo dudara, sino porque ya había decidido cómo manejarlo. Y en su mente, Izzy acababa de cruzar una línea que no se borra con excusas.
El comedor comenzaba a vaciarse. Los platos medio comidos, las bandejas abandonadas y el murmullo de los últimos en salir dejaban atrás una atmósfera de rutina. Gwen se levantó sin prisa, su mirada aún fija en Izzy, que ahora parecía más interesada en su manzana que en cualquier otra cosa.
Cody se puso de pie también, recogiendo su bandeja con movimientos lentos, como si estuviera pensando en cada paso que debía dar.
"Voy a hablar con algunas chicas. Hay cosas que tengo que aclarar," dijo Cody.
Gwen lo miró de reojo. No dijo nada. Solo asintió, como quien entiende que el respeto también se mide en lo que se permite.
Cody salió del comedor y justo cuando cruzaba la puerta, vio a Lindsay a punto de marcharse. Ella caminaba con la cabeza baja, los hombros tensos, como si estuviera intentando no ser vista.
"Lindsay," dijo Cody, alcanzándola con un paso rápido.
Ella se detuvo, giró lentamente, y lo miró con una expresión que no era enojo, pero tampoco neutralidad. Había algo contenido en sus ojos, como si estuviera esperando que él no dijera nada... o que dijera todo.
"¿Podemos hablar?" preguntó Cody.
Lindsay lo observó por unos segundos. Luego asintió, sin palabras.
"Pero no aquí," dijo Lindsay.
Caminaron en silencio, alejándose del comedor, del ruido, de las miradas. El campamento se extendía hacia una zona más tranquila, donde los árboles ofrecían sombra y los sonidos eran más suaves. Ninguno hablaba. Cody caminaba con las manos en los bolsillos. Lindsay iba un paso detrás, como si aún no estuviera segura de querer seguirlo.
Llegaron a un árbol grande, de ramas amplias y raíces que sobresalían como dedos de piedra. Cody se sentó primero, apoyando la espalda contra el tronco. Lindsay dudó unos segundos, luego se sentó también, a una distancia prudente.
El silencio entre ellos no era incómodo. Era denso. Como si las palabras estuvieran esperando permiso para salir.
El árbol ofrecía sombra, pero no refugio. Lindsay se sentó con las piernas cruzadas, los brazos rodeando sus rodillas, como si estuviera conteniéndose desde dentro. Cody se acomodó a su lado, sin tocarla, sin invadir. El silencio era espeso, como si el aire supiera que algo importante estaba por decirse.
"Te vi con Gwen," dijo Lindsay.
Cody giró la cabeza lentamente, sin sorpresa, pero con cuidado.
"Tomabas sus manos," dijo Lindsay.
Cody bajó la mirada hacia sus propias manos, como si aún sintiera el calor de las de Gwen. No respondió de inmediato. Solo las observó, quietas sobre sus piernas.
"Es serio ahora," dijo Cody. "Ella es mi novia."
Lindsay no reaccionó de inmediato. Pero algo en su rostro se quebró. No fue un gesto dramático. Fue sutil. Una contracción en la boca. Un parpadeo más largo. Y luego, los ojos comenzaron a humedecerse.
"No es justo," dijo Lindsay.
Cody levantó la mirada, alerta.
"No es justo," repitió Lindsay. "Lo del lago... lo que pasó... no fue nada para ti?"
"Lindsay..." dijo Cody, sin saber cómo continuar.
"No es justo. Tú eres tan bueno. Cariñoso. Nos alegras. Me alegras. Me gustas tanto como a Gwen. Pero... ¿por qué ella y no yo?" dijo Lindsay.
Cody tragó saliva. No tenía una respuesta que no doliera. No tenía una respuesta que no fuera injusta.
"¿Es porque no soy muy lista?" preguntó Lindsay.
Cody se tensó. La vio hundirse un poco, como si se estuviera atacando a sí misma. Se acercó, le sujetó los brazos con firmeza, sin brusquedad.
"No es eso," dijo Cody. "No tienes que ser lista. Eres perfecta como eres."
Lindsay lo miró, sorprendida por el tono.
"Eres hermosa. Divertida. Interesante. Tienes unos ojos increíbles. Y una figura espectacular," dijo Cody.
Lindsay se sonrojó. No por coquetería, sino por la intensidad inesperada de las palabras.
"Entonces... ¿por qué Gwen y no yo?" preguntó Lindsay.
El silencio congeló a Cody. No podía decir que Gwen era su fantasía desde la infancia. No podía decir que había soñado con ella desde antes de llegar al campamento. No podía decir que, en parte, era una historia que él había querido vivir desde siempre.
"No sientes nada por mí?" preguntó Lindsay.
Cody respiró hondo. No podía mentir. No quería.
"Sí. Claro que siento cosas por ti. Te quiero. Te aprecio. Lo que pasó en el lago... no puedo decir que no hay algo ahí," dijo Cody.
Lindsay lo miró con los ojos aún húmedos, pero más abiertos. Como si esas palabras fueran una cuerda que la sostenía.
"Pero ahora estoy con Gwen. Y quiero respetar esa relación," dijo Cody.
Lindsay bajó la mirada. No lloraba. Pero su respiración era más pesada.
"¿Y si yo me hubiera adelantado a Gwen?" preguntó Lindsay.
Cody no respondió. Porque en el fondo, sabía que si Lindsay lo hubiera besado primero, si ella hubiera dado ese paso antes, tal vez él habría dicho que sí. Tal vez habría aceptado una relación seria con ella. Pero no era algo que debía admitir. No ahora. No así.
"¿Te alejarás de mí?" preguntó Lindsay.
"No," dijo Cody. "Eres una chica especial para mí. Si me necesitas, voy a estar ahí. Siempre."
Lindsay sonrió. No era una sonrisa plena. Era una mezcla de alivio y tristeza. Se acercó, lo abrazó con fuerza, y antes de que él pudiera reaccionar, le robó un beso. No fue tímido. Fue apasionado. Como si quisiera dejarle una marca que no se borrara con palabras.
"No de nuevo..." pensaba Cody.
Se separaron. Lindsay lo miró con los ojos brillantes, pero firmes.
"No me voy a rendir," dijo Lindsay. "Voy a demostrar que soy mejor que Gwen."
Cody abrió la boca, pero ella lo interrumpió.
"La respeto. Pero esto no ha terminado. Prepárate para luchar," dijo Lindsay.
Se levantó, se sacudió el polvo de la ropa, y caminó hacia el campamento. Cody la vio alejarse, dirigiéndose hacia donde estaba Beth. No corrió. No lloró. Caminó con decisión.
Cody se quedó bajo el árbol, mirando el cielo. No había respuestas ahí. Solo preguntas que no podía evitar.
La cabaña de las chicas estaba en silencio, salvo por el sonido leve de una lima de uñas raspando con precisión. Heather estaba sentada en su litera, con una pierna cruzada sobre la otra, concentrada en aplicar esmalte negro con una destreza casi quirúrgica. La luz del atardecer se colaba por la ventana, tiñendo la habitación de un tono dorado que contrastaba con su expresión indiferente.
Cody se detuvo en la puerta, dudando por un segundo. Heather lo vio desde el rabillo del ojo y soltó una risa breve, seca.
"¿Vienes a pedir consejos de moda o solo a admirar mi talento?" dijo Heather.
Cody entró sin responder, se sentó en el borde de la litera opuesta, imitando su postura, aunque con menos elegancia.
"No vine a jugar," dijo Cody.
Heather levantó una ceja, sin dejar de pintar.
"Qué serio. ¿Es por el beso?" dijo Heather.
Cody asintió, sin rodeos.
"¿Qué fue eso, Heather? ¿Qué querías lograr?" preguntó Cody.
Heather terminó de pintar la última uña, sopló sobre ellas con aire de diva, y luego lo miró directamente.
"Provocar. ¿No es obvio?" dijo Heather.
Cody se inclinó un poco hacia ella, buscando algo más allá de la respuesta superficial. Heather lo sostuvo la mirada, pero por un segundo, apenas perceptible, sus mejillas se tiñeron de un leve sonrojo.
"¿Solo provocar?" dijo Cody.
Heather se encogió de hombros.
"Tal vez también quería ver si Gwen se ponía celosa. O si tú te confundías. O si el mundo se incendiaba. ¿Quién sabe?" dijo Heather.
Cody suspiró. No estaba molesto, pero sí firme.
"Estoy con Gwen ahora. Lo que pasó en el baile... no puede repetirse," dijo Cody.
Heather lo miró con una sonrisa ladeada, como si no creyera del todo en sus palabras.
"¿Y si no fue solo provocación?" dijo Heather.
Cody se tensó, pero no retrocedió.
"Entonces es más grave. Porque yo no estoy disponible," dijo Cody.
Heather se levantó, caminó lentamente hacia su espejo, observando su reflejo como si fuera más interesante que la conversación. Pero su tono cambió, más bajo, más calculador.
"¿Sabes qué es lo divertido de los peones, Cody? A veces creen que están moviéndose por voluntad propia. Pero alguien más ya decidió su destino," dijo Heather.
Cody se levantó también, sin agresividad, pero con firmeza.
"No soy tu peón. Y no voy a ser parte de tus juegos," dijo Cody.
Heather se giró, lo miró con una mezcla de burla y algo más difícil de definir. Tal vez respeto. Tal vez curiosidad.
"Eso lo veremos," dijo Heather.
Cody se dirigió a la puerta, pero antes de salir, se detuvo.
"No sé qué estás planeando, pero no voy a traicionar a Gwen. Ni a mí mismo," dijo Cody.
Heather no respondió. Solo lo vio salir, con una expresión que no era del todo fría. Cuando la puerta se cerró, se sentó de nuevo en su litera, observando sus uñas recién pintadas.
"Esto apenas comienza," murmuró.
Su mirada se desvió hacia la ventana, donde el cielo comenzaba a oscurecerse. Pensaba en Gwen, en Cody, en el baile. En ese beso que, aunque dijo que fue solo provocación, había dejado una huella que no podía ignorar.
Y aunque Heather no era de sonrojarse fácilmente, el recuerdo le arrancó un leve calor en las mejillas. No por amor. No por ternura. Sino porque, en el fondo, sabía que había algo en Cody que no podía controlar del todo.
Y eso... eso la intrigaba.
El muelle estaba tranquilo, como si el lago supiera que algo importante estaba por decirse. Bridgette estaba sentada al borde, los pies descalzos rozando el agua, el cabello recogido en una trenza suelta que caía sobre su hombro. El sol comenzaba a ocultarse, tiñendo el cielo de tonos cálidos que contrastaban con la expresión serena de su rostro.
Cody se acercó con paso firme. No venía a pensar. Venía a hablar.
Bridgette lo vio llegar, pero no se movió. Solo lo miró con una mezcla de curiosidad y algo más profundo.
"¿Vienes a cerrar algo?" dijo Bridgette.
Cody se sentó a su lado, sin tocarla, pero cerca.
"Sí," dijo Cody.
Bridgette asintió, como si ya lo supiera.
"¿Es Gwen?" preguntó Bridgette.
"Sí," dijo Cody. "Estoy con ella ahora. Quiero que lo sepas de mí. No por rumores. No por gestos ambiguos."
Bridgette bajó la mirada hacia el agua. Su rostro no cambió mucho, pero sus dedos se tensaron sobre la madera del muelle.
"¿Y lo nuestro?" dijo Bridgette.
Cody respiró hondo.
"Fue real. Lo que sentí contigo... lo que compartimos... no lo voy a negar. Pero ahora estoy con Gwen. Y quiero respetar eso. No quiero jugar con nadie. No quiero herirte," dijo Cody.
Bridgette se quedó en silencio unos segundos. Luego lo miró, con una expresión que no era de enojo, sino de tristeza contenida.
"¿Y si yo no quiero cerrar nada?" dijo Bridgette.
Cody la miró, sorprendido por la firmeza en su voz.
"No quiero ser una sombra. No quiero ser un recuerdo que se guarda en una caja. Yo también siento cosas, Cody. Y no voy a fingir que no me importas," dijo Bridgette.
Cody intentó responder, pero ella lo interrumpió.
"¿Sabes qué me dolió más? Que no me lo dijeras antes. Que esperaras a que todo se acomodara para venir a poner límites. Como si yo fuera una nota al pie," dijo Bridgette.
"No eres eso. Nunca lo fuiste," dijo Cody.
Bridgette lo miró con intensidad.
"Entonces demuéstralo. No con palabras. Con respeto. Con presencia. Con honestidad," dijo Bridgette.
Cody asintió, sintiendo el peso de sus palabras.
"No quiero que esto se vuelva una guerra. No quiero que tú y Gwen se enfrenten por mí," dijo Cody.
Bridgette sonrió, pero no con dulzura. Era una sonrisa firme.
"No voy a pelear con Gwen. Pero tampoco me voy a rendir. No porque quiera ganar. Sino porque lo que siento no desaparece solo porque tú decidiste algo," dijo Bridgette.
Cody bajó la mirada. No había forma de responder sin herir.
Bridgette se acercó, lo tomó del rostro con suavidad, y lo besó. No fue un beso robado por impulso. Fue un beso que decía "aquí estoy, y no me iré fácil".
Cody no respondió al beso. Pero tampoco lo rechazó. Cuando se separaron, Bridgette lo miró con los ojos brillantes, pero firmes.
"Ahora sabes lo que hay. Y yo también sé lo que hay. Pero esto no ha terminado," dijo Bridgette.
Se levantó, se sacudió el pantalón corto, y caminó por el muelle sin mirar atrás. Cody se quedó sentado, viendo cómo el agua reflejaba el cielo en movimiento.