BNHA: Yo soy Reiji Toga

Chapter 22: Capitulo 22: Experimentos [2]



El sol golpeaba directo sobre el concreto cuarteado. No había sombra, ni pausas, ni excusas. Solo el eco de golpes secos, respiraciones cortadas y los pasos de Shinso arrastrándose sobre la pista.

"Otra vuelta" Ordenó Reiji sin levantar la voz. Estaba al lado del peli morado, pero a diferencia de él, este lucia mucho más fresco y apenas sudoroso, únicamente por el calor.

Shinso se detuvo, jadeando, con las manos en las rodillas. Su camiseta estaba empapada en sudor, y sus piernas temblaban.

"Llevamos dos horas…" Murmuró con fastidio, desde que empezó a entrenar con Reiji desde algunos días, lo había llevado al limite y cada día parecía peor que el anterior.

"Dos horas y aún no sangras. Eso no es entrenamiento. Eso es calentamiento" No tuvo ninguna compasión, miro a Shinso mientras le hacia gesto que siguiera.

"Tsk, yo no tengo super regeneración" Protesto, apenas pudiendo hablar entre jadeos.

"Y menos mal, esto es poco comparado a lo que yo hacia..."

Shinso gruñó entre dientes.

"Detente"

Lo dijo con intención, cargando su Quirk con la voz rota por el cansancio. Reiji, que caminaba delante de él, se detuvo. Por un instante, sus pasos cesaron. El silencio pareció pesar más que el calor.

Shinso alzó la vista, sorprendido de que hubiera funcionado.

Pero Reiji giró la cabeza, y lo miró por encima del hombro con esa media sonrisa que dolía más que cualquier burla.

"¿Eso fue un intento real?" Preguntó, sin molestarse siquiera en disimular la decepción.

Shinso no alcanzó a responder. Reiji ya estaba de nuevo caminando hacia él, firme, sin rastros del control que creyó ejercer. Se detuvo a un metro, lo suficiente para que su sombra volviera a cubrirlo.

"Tu Quirk no es inútil. Pero tampoco es algo extremadamente fuerte, actualmente no puedes retenerme, ni siquiera por algunos segundos... Ni que decir a un villano, o alguien que no actúa con raciocino"

El sudor le caía por la barbilla mientras hablaba. Su voz era firme, cortante.

"Pero los Quirks evolución según la fuerza física, mental y emocional del usuario. Empezamos por tu cuerpo, porque en caso de que tu voz falle, tengas algo con que protegerte..."

Shinso apretó los puños, mordiéndose la lengua para no decir lo que pensaba. Lo sabía. Lo había sentido. El muro frente a él era más mental que físico, y Reiji lo había aplastado sin siquiera esforzarse.

"¿Quieres dominar a otros?" Reiji se inclinó levemente hacia él, los ojos afilados "Entonces aprende a dominarte a ti mismo. Si no te crees capaz, tu Quirk tampoco lo hará"

Se incorporó y dio media vuelta.

"Cinco vueltas más. Después ejercicio hasta vomitar"

Shinso no respondió. Solo echó a correr de nuevo, con las piernas temblando y la respiración en llamas. Pero sin detenerse.

Desde el borde del circuito, Reiji lo observó unos segundos más, serio, callado.

'Realidad... Triste realidad, siempre me pregunte como un Quirk tan poderoso no fue fichado directamente para cultivar en la U.A... O la comisión misma, resulta que lo que se mostro en el anime y manga, durante el festival deportivo, era solo puro relleno... Claramente tenia potencial, pero no puede ejercer un control total, al menos, no aún'

Lanzó una botella de agua medio congelada cerca del punto de descanso y se sentó sobre una caja oxidada, aún sin dejar de vigilarlo.

Sacó su teléfono y revisó la hora. Aún tenía que reunirse con Hawks.

Se puso de pie, se estiró el cuello con un leve crujido y comenzó a caminar hacia la salida del terreno.

"Sigue con las vueltas" Dijo sin voltear "Parte del entrenamiento también depende de tu disciplina. Si paras, lo repites mañana... desde cero.

Shinso no contestó, pero lo escuchó.

Reiji se perdió entre los árboles del límite, sin una palabra más. El eco de los pasos del pelimorado, cansados pero constantes, fue lo único que quedó resonando en la pista caliente.

***

Reiji llegó a una cafetería cercana al campo de entrenamiento, aún con el sudor seco en la nuca y el cuello de la camiseta húmedo por el calor. Hawks había elegido una mesa al fondo, contra la ventana, lejos del ruido. No llevaba gafas oscuras esta vez, solo una gorra mal puesta y la expresión relajada de alguien que siempre estaba un paso por delante del desastre.

Sin decir nada, Reiji se sentó frente a él. Hawks ya había ordenado dos vasos de té frío, uno de los cuales empujó hacia el centro de la mesa con dos dedos.

"Para ti. Sin azúcar, como los amargados de alma"

Reiji tomó el vaso y bebió con calma. No agradeció, pero tampoco hizo falta. Entre ellos, ese tipo de cosas ya se entendían.

"¿Qué tal el aprendiz morado?" Preguntó Hawks, mientras revolvía el hielo en su propio vaso "¿Sigue sin colapsar?"

"Sigue en pie. Eso es progreso"

"Uf, qué cariñoso. Seguro se siente muy querido. Solo recuerda que nadie es un desquiciado como tu"

Reiji lo ignoró. Se recostó un poco en la silla, escaneando el lugar con la mirada. Un café común. Mesas pequeñas, olor a pan recalentado, una pareja de estudiantes discutiendo apuntes. Nada fuera de lugar. Ni siquiera ellos.

"¿Y bien?" Dijo al fin "Supongo que no me trajiste solo por la charla"

"¿Qué? ¿No puedo invitarte un té sin segundas intenciones?"

"Tú no haces nada sin un tercer o cuarto propósito"

Hawks sonrió, divertido.

"Touché. Está bien, al grano: la Comisión no quiere que sigas con lo de los experimentos. No hay pruebas nuevas. No hay víctimas reclamando. No hay cuerpos útiles, por decirlo de forma elegante. Y sin eso, no van a mover ni una neurona más"

Reiji bajó la mirada, pensativo. Había investigado tanto como pudo, pero cada nueva ocurrencia sobre el tema, siempre resultaba que no había nada mas. El recuerdo de su vida anterior lo perseguía de formas que no quería admitir.

Dio otro trago largo al té.

"¿Así que eso es todo?"

"Eso es todo, por ahora. Si algo nuevo aparece, me entero yo primero. Pero mientras tanto… tema muerto"

Silencio. Luego Hawks se encogió de hombros.

"Oh, y por cierto. Mt. Lady se muda a Musutafu esta semana. Lo anunció en un programa matinal, justo antes de derribar accidentalmente una farola con el trasero"

Reiji levantó una ceja.

"¿Y eso me importa?"

"A mí tampoco. Pero cuando los héroes con ego de estadio cambian de distrito, suele ser por una razón. Aunque sea equivocada"

Reiji no respondió. Pero su mente sí lo procesó.

'¿No fue cuando Mt. Lady hizo su debut en Musutafu, que empezó la trama principal?' Se pregunto, claramente no se lo iba a preguntar a Hawks.

"¿Sabías que una vez intentó besarme en una premiación?" Continuó Hawks, sonriendo como si no acabara de decir nada importante "Me salvó una paloma kamikaze. Directo a la cámara"

"Suena como una escena digna de anime barato"

"Lo fue. Me pagaron con una camiseta promocional"

Reiji ladeó la cabeza, sin sonreír, pero con la mirada menos tensa.

"Tal vez es tu alma gemela, hacen un gran contraste"

"Que horror..."

Ambos compartieron un momento de silencio relajado. Por una vez, el mundo parecía lejano.

"Bueno" Dijo Reiji, terminando su té "Tengo algo pendiente"

Se levantó con calma, pero antes de que pudiera dar un paso, Hawks lo detuvo con una palmada ligera en el brazo.

"Alto ahí, chico serio. ¿Y si comemos algo de verdad por una vez?"

Reiji arqueó una ceja.

"¿No habías cumplido tu cuota de estupideces hoy?"

"No. Me faltan dos yakitoris y una conversación incómoda sobre temas personales. Anda, no me hagas comer solo. Me hace ver como un tipo triste"

"Eres un tipo triste"

"Sí, pero nadie tiene que saberlo si tú estás en la mesa"

Reiji suspiró, resignado.

"Solo si tú pagas"

"Siempre pago. Soy el adulto responsable aquí, ¿no?"

"Eso da miedo"

***

El sol comenzaba a esconderse cuando Reiji se detuvo frente a una tienda de conveniencia de barrio. Acababa de despedirse de Hawks tras una comida inesperadamente normal. Lo que debería sentirse como descanso, se le adhería al cuerpo como una pausa falsa, como si el silencio de las calles solo estuviera conteniendo algo que no quería salir.

Entró al local sin pensarlo demasiado. Tomó una lata de té frío y una barra de pan relleno. Caminó hasta la caja, sin prisa. El cajero, un hombre mayor, con cara de llevar más turnos de los que le pagaban, apenas levantó la vista.

Entonces sonó el timbre de la puerta. Dos chicos entraron con las capuchas puestas, máscaras quirúrgicas mal ajustadas y una tensión que podía sentirse en el aire.

Reiji giró un poco la cabeza, lo justo para mirar por el reflejo del congelador. Uno de ellos sostenía una pistola. La otra mano temblaba. El otro chico cargaba una mochila inflada y tenía los dedos abiertos, como si esperara algo.

"¡Esto es un asalto!" Gritó el primero, apuntando al cajero "¡Todo el dinero en una bolsa, ya!"

El hombre se congeló. Reiji observó la escena con atención. Su corazon seguía calmado, siempre podía reaccionar para protegerse de un disparo.

Pistola auténtica. Seguro puesto. Manos sudadas. Voz quebrada.

'Son solo un par de chicos sin rumbo...'

Reiji dejó sus cosas sobre el mostrador. No se giró de inmediato.

"Tú también, muévete! ¡Al suelo!" Gritó el segundo, avanzando un paso.

En ese instante, algo se encendió detrás del chico. Una chispa azul corrió por su cuello y subió por los brazos. Su Quirk. Reiji vio cómo los dedos se cubrían de electricidad, leve, descontrolada, sin dirección.

"¡Te dije que al suelo! ¡O te dejo frito!"

Reiji se giró con calma. Caminó dos pasos, lo justo para quedar frente al que llevaba la pistola. El chico tragó saliva y apuntó más firme.

"¡No me obligues!"

"No te obligues tú" Dijo Reiji, sin levantar la voz "El seguro está puesto"

El ladrón miró la pistola, dudó, bajó la vista. Lo comprobó con los dedos… y maldijo entre dientes.

"Mierda…"

"Y tú" Añadió Reiji, mirando al segundo "Si usas esa descarga en alguien sin control, lo único que vas a hacer es convulsionarlo… o a ti mismo. Esa corriente rebota. Te lo digo por experiencia"

El chico parpadeó. Las chispas murieron. No dijo nada más.

Silencio.

Reiji suspiró, como quien ve a dos niños jugando con cuchillos de cocina.

"Miren. No voy a detenerlos. Ni golpearlos. No valen la pena"

Ambos adolescentes estaban pálidos. El del arma dejó que Reiji se acercara y la quitara sin demasiado esfuerzo. El otro apenas respiraba.

Reiji miró la pistola, luego a los chicos. Suspiró.

"Pero hay mejores formas de vivir. De verdad. Convertirse en villano suena fácil. Pero lo único que trae es más hambre, más miedo y más dolores de cabeza de los que ustedes pueden imaginar"

"¿Y qué se supone que hagamos?" Espetó el de la mochila, en un tono quebrado "¿Seguir esperando mientras nadie ayuda?"

Reiji lo miró por primera vez a los ojos. Sus pensamientos navegando de forma instantánea sobre que hacer con el par. Esa ultima frase era un pedido de ayuda claro, pero todavía no era nadie como para darles una oportunidad de girar su vida en 180° grados.

"Entonces pídanlo. Robar algo hoy no les cambia la vida. Solo la arruina"

Reiji metió la mano en el bolsillo. Sacó unos cuantos billetes, trabajar en la comisión traía una buena recompensa económica, al menos la suficientes para suplir sus necesidades.

"No es mucho. Pero es algo por lo que empezar, busquen un trabajo estable y comience de forma noble, es complicado... Pero todo lo es"

Se los lanzó con indiferencia. Cayeron dentro de la mochila abierta.

"No los vuelvo a ver. Ni así, ni peor"

Los chicos no contestaron. Salieron corriendo fuera de la tienda, desapareciendo prontamente.

El cajero soltó un suspiro largo. Aún tenía las manos levantadas.

"¿Tú… eres un héroe?"

Reiji negó con la cabeza mientras recogía su bebida del mostrador y dejaba la pistola con él hombre.

"No. Solo me cansé de ver a gente terminar muertos por ideas mal copiadas"

Pagó en silencio y salió sin más palabras. Estaba completamente seguro que el hombre de la tienda sabría que hacer con la pistola.

El aire de la calle estaba tibio. El cielo se teñía de naranja y púrpura, y la ciudad comenzaba a llenarse de luces artificiales.

Reiji caminó despacio, como si nada hubiera pasado.

'Villanos, héroes, criminales, víctimas. Todo parece distinto en papel. Pero allá afuera, la mayoría solo quiere dejar de ser invisible. El problema es cuando eligen gritar de la forma equivocada'

Tomó un sorbo de su bebida y se perdió entre la gente.

***

La cerradura de la puerta apenas sonó cuando Reiji entró, después de lo que sucedió en la tienda, finalmente había llegado a casa. Se quitó los zapatos con movimientos automáticos y dejó su chaqueta colgada en el perchero sin mirar. La casa estaba en penumbra, salvo por el suave resplandor del televisor en la sala.

Al doblar el pasillo, la vio.

Himiko estaba dormida en el sofá, con las piernas encogidas y un libro de la U.A. abierto sobre el pecho. A su lado, una taza vacía de té. El control remoto en equilibrio precario sobre el borde del cojín.

La pantalla mostraba una entrevista en diferido de Mt. Lady, gesticulando con exageración sobre "la importancia de fortalecer la presencia heroica regional". El volumen estaba bajo, casi un susurro.

Reiji se quedó allí, quieto.

Observó el rostro de Himiko, relajado, sin la tensión habitual de sus miradas o sus palabras. Respiraba tranquila. El cabello rubio caía sobre el libro, desordenado, pero ella ni se movía.

'¿Cuando será el momento que deje de dormirse de forma tan imprudente en el sofá?'

Una sonrisa pequeña pero amarga apareció en sus rostro.

'Si solo lleváramos una relación normal'

Su mente girando en torno a cómo lo seguía con los ojos cada vez que él llegaba, como si necesitara confirmar que aún existía. Y en lo cerca que caminaba esa línea entre hermana y algo más. Una línea que ella nunca pareció interesada en respetar.

Suspiró. Se acercó sin hacer ruido, bajó el volumen del televisor hasta dejarlo en cero, y tomó el control del cojín justo antes de que cayera.

Himiko pareció olfatear algo en especifico y murmuró algo entre sueños.

"Te quiero..."

La voz fue apenas un hilo, desordenado, sin nombre. Pero Reiji no necesitaba más para entender a quién iba dirigido.

No respondió. Solo la cubrió con una manta del respaldo del sofá, apagó la luz del comedor y se alejó en silencio.

Subió a su habitación.

El aire estaba fresco por la ventana entreabierta, y todo lo demás en su sitio: el cuaderno sobre el escritorio, los lápices alineados, las sábanas aún tendidas. Demasiado orden para una mente que no podía callarse.

Se quitó la polera. El sudor del día pegado a la piel. Se acercó al espejo, tal como hacía por hábito desde que notó los primeros cambios.

La mandíbula estaba más angulosa que la semana pasada. Las ojeras marcaban los pómulos de una forma que no le correspondía a un niño de su edad. La estructura del cuello y color, el grosor de las venas bajo la piel... todo empezaba a parecerse demasiado a lo que recordaba.

A lo que fue.

Se tocó el rostro con lentitud, como si no estuviera seguro de que le pertenecía.

'¿Por qué? ¿Por qué empiezo a parecerme a él… si se supone que ya no soy él?'

Cerró el puño con rabia contenida. El espejo reflejó más que su imagen: reflejó la frustración de seguir encadenado a algo que había muerto… o que debió haber muerto.

Se apartó bruscamente.

Fue hasta el escritorio, abrió el cuaderno y lo hojeó sin leer. En la página anterior, el caso del experimento líquido seguía tachado.

Tomó el lápiz y escribió con trazo apretado:

"El pasado no cambia por buscarlo. Pero tampoco se va porque lo ignores. Cierro esto. Aunque sé que va a volver"

Cerró el cuaderno con fuerza.

Caminó hasta la ventana y la cerró de un tirón. Corrió la persiana. Apagó la luz.

Pero incluso en la oscuridad, la sensación seguía allí.

Como si su cuerpo recordara lo que su alma intentaba olvidar. La misma sensación con la que había vivido desde que llego a este mundo.


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