Chapter 20: Capitulo 20: Pequeños problemas [3]
Habían pasado algunos días desde el encuentro con Midoriya, pero Reiji seguía procesando lo ocurrido. Lo que debía ser un acto rutinario de ayuda, terminó con una incómoda realización: había interferido con un engranaje importante del destino.
Afortunadamente, no hubo consecuencias visibles... aún.
En parte para distraerse, y en parte por instrucciones encubiertas de la Comisión, Reiji aceptó la invitación a una demostración técnica del departamento de soporte de la U.A. Técnicamente, no era un evento público. Pero gracias a la recomendación directa de Mei Hatsume, y a su relación con Himiko ya registrada en la base de datos de ingreso, lo catalogaron como un invitado "seguro" para ingresar sin levantar sospechas.
Reiji no sabía exactamente qué esperar… hasta que la explosión lo saludó desde el cielo.
Literalmente.
"¡¡¡SAL DEL MEDIOOOOOO!!!" Gritó una voz aguda desde lo alto de una estructura metálica.
Un pequeño dron descontrolado zumbó hacia él con una estela de chispas eléctricas y humo blanco. Reiji apenas tuvo tiempo de activar un escudo de sangre endurecida que le cubrió el torso. El impacto fue menor, pero lo suficientemente fuerte para lanzarlo hacia atrás y estamparlo contra una lona acolchada.
Una silueta rosada cayó justo encima de él.
"¡Ugh! ¡Perfecto rebote!" Exclamó Mei Hatsume, riéndose como si todo fuera parte del plan.
Reiji abrió los ojos. Su cara estaba atrapada entre el hombro y el pecho de la chica, que parecía no tener prisa por levantarse. Mei se acomodó un poco, haciendo que su camiseta se deslizará justo lo suficiente como para dejar ver la curva marcada de su cintura y el borde oscuro de un short muy ajustado debajo de la tela blanca y húmeda por el sudor.
"¿Hatsume...?" Murmuró él, con la voz tensa.
"¡Reiji-kun!" Dijo con una sonrisa enorme, por fin incorporándose un poco sobre él, aunque sin salir de arriba de su abdomen, como si fuera una silla o algo así.
"¡Sabía que ibas a venir! Y mira tú, como un maldito amuleto de suerte... justo cuando lo necesitaba, apareciste y evitaste que la gran futura inventora de Japón se tuviera que tomar unos descanso por imprudencias" Dijo mientras movía sus manos con efusividad, inclinándose más sobre él sin percatarse de cómo eso apretaba aún más sus muslos contra los costados de Reiji y que sus pechos masajeaban peligrosamente el propio pecho del chico.
Él la miró con una ceja levantada, conteniendo un suspiro. El contacto era demasiado directo, y aunque sabía que no era intencional, eso no lo hacía menos real.
'¿Se da cuenta en la posición en la que estamos?'
Su respiración se mantuvo estable, pero por dentro, cada fibra de su cuerpo pedía moverse. O escapar. O quedarse. Ese era el problema.
"Mei" Dijo con un tono neutro "Sigues arriba"
"¿Mmm?" Parpadeó, recién notando el silencio. Entonces bajó la mirada... y se quedó quieta. Muy quieta.
Los ojos de la chica recorrieron la posición en la que se encontraba: sentada sobre su abdomen, las piernas abiertas, una de sus manos apoyada directamente en el pecho desnudo de Reiji, donde el escudo de sangre se había disuelto, y la otra apoyada justo al costado de su cadera.
Su rostro se congeló por un instante. Y luego…
"…Oh. Vaya" Musitó sin moverse "Esto… parece incómodo"
"Cuando quieras" Respondió Reiji con un tono entre sarcástico y resignado.
Ella no se apartó de inmediato. Lo miró fijamente, como si intentara descifrar algo, su expresión aún medio desenfocada por la adrenalina. Luego, como quien se cae de una nube y aterriza en tierra firme, se sonrojó apenas. No como una niña avergonzada, sino como alguien que comprendía, al fin, que había cruzado una línea invisible sin darse cuenta.
"No era la idea" Dijo finalmente, y se levantó con un salto ágil, dándose media vuelta mientras se sacudía las manos y buscaba su tableta en el suelo.
Reiji se incorporó con más lentitud, observando cómo evitaba mirarlo directamente por primera vez desde que la conocía.
"Tranquila. No pasó nada" Dijo él, con la intención real de calmarla… y calmarse.
"No para ti, quizá. Yo me lancé con un dron defectuoso y terminé encima de mi sujeto de pruebas favorito. Me van a echar de soporte si se enteran" Bromeó, recuperando algo de su tono usual.
Pero su voz tenía una nota más baja. Apenas perceptible. Una grieta en la espontaneidad.
Reiji no dijo nada al respecto. Solo la siguió cuando empezó a caminar hacia la siguiente estación del campo de pruebas.
"¡En fin!" Exclamó de repente, chocando los puños entre sí "¡No te llamé solo para eso! Tengo una tonelada de bebés que quiero probar contigo. Algunos que explotan, otros que mejoran movilidad, sensores, ¡y uno que detecta corrientes térmicas cerebrales aunque no debería! Pero bueno, si no los pruebo contigo no podré hacer las versiones dos, tres y cuatro. ¡Así que prepárate para quedarte hasta tarde!"
Se giró, recuperando el aliento con emoción renovada, aunque sus mejillas todavía mantenían un leve tinte rosa. No era vergüenza. Era más como un malfuncionamiento temporal que ya había corregido con una nueva línea de código en su cabeza. Básicamente una respuesta tardía a lo sucedido.
Reiji se pasó la mano por el rostro, sin poder evitar soltar un suspiro corto. Iba a ser largo el día, pero lo hacia con un propósito. Mei era buena inventando, incluso una prodigio sin igual, si lograba que llegara a su máximo potencial en el menor tiempo posible, tendría una pilar bastante bueno entre manos.
***
La casa estaba en silencio.
Reiji caminaba por el pasillo aún con el cuerpo húmedo, una toalla colgando de su cuello y el cabello goteando levemente sobre su espalda. El vapor de la ducha aún se arrastraba en su piel, resaltando la musculatura que había desarrollado durante los años de entrenamiento con la Comisión. Su torso desnudo brillaba bajo la tenue luz cálida del pasillo, y sus pantalones deportivos, sueltos y bajos en la cadera, completaban una imagen que difícilmente pasaba desapercibida.
Justo cuando giraba hacia su habitación, la puerta de Himiko se abrió sin previo aviso.
Ella estaba ahí. De pie, apoyada en el marco, como si hubiera estado esperando justo ese momento.
Llevaba una camiseta ancha, blanca, que probablemente le quedaba corta a propósito: apenas le cubría los muslos. Debajo, una prenda interior oscura y ajustada asomaba por el movimiento sutil de su pierna al cambiar de apoyo. Su cabello estaba húmedo también, enredado en mechones sueltos sobre sus hombros y cuello, y sus ojos dorados, lo miraban directo, sin pestañear.
Reiji tragó saliva. No era tan ingenuo como para fingir que no la encontraba atractiva. Incluso si ese pensamiento era una maldita contradicción con todo lo que intentaba mantener bajo control.
"¿Fuiste a la U.A. hoy y no me visitaste?" Preguntó con los ojos entrecerrados, encarando particularmente a Reiji con una mezcla de obsesión y celos.
Reiji desvió la mirada un segundo, lo justo para no devolverle esa intensidad de frente. A veces, Himiko hablaba como si no fuera su hermana, como si algo dentro de ella se negara a aceptar esa barrera invisible que él trataba de mantener.
"Estaba en una sección cerrada, era solo una visita técnica, nada más."
"¿Y eso te impide mandar un mensaje?"
No había reproche en su tono, pero sí algo más filoso. Una herida mal cerrada. Una que Reiji conocía bien.
"Lo olvidé" Mintió con naturalidad.
Ella lo supo. Lo notó. Pero no lo enfrentó.
"Solo era un conocido, me pidió si podía ir a probar unas cosas. Me preparo para ser héroe, es normal tener compañeros que construyan cosas..."
Himiko lo observó en silencio unos segundos. Su mirada no era de enfado, ni de celos ciegos. Era algo más agudo. Más silencioso.
"¿Compañeros?" Repitió en voz baja. "¿Así les llamas ahora?"
"¿Qué otra forma tendría que llamarlos?"
"Eso depende... ¿Es compañera, cierto?"
Reiji entrecerró los ojos, cruzando los brazos frente al pecho mientras aún sentía el vapor de la ducha evaporarse de su piel. La conversación estaba girando rápido, y no sabía si quería seguir dándole cuerda. Pero ella tampoco aceptaría más mentiras...
"Sí. ¿Y qué?"
"¿Es linda?"
Reiji se tomó un segundo antes de responder. No porque no supiera la respuesta… sino porque sabía que ninguna serviría para desactivar lo que Himiko estaba construyendo.
"No es ese tipo de relación. Solo le ayudó con unos artefactos"
Himiko soltó una risa breve, nasal, sin alegría.
"Ya..."
"¿Por qué preguntas eso?"
Ella bajó la vista un momento y luego se inclinó hacia adelante. La camiseta blanca se desplazó ligeramente con el movimiento, estirándose apenas, y el borde inferior se dobló lo suficiente para mostrar más de lo que debía. Sus piernas desnudas, cruzadas con descuido, parecían tan naturales en la escena… que era justamente lo que lo volvía peligroso.
"Porque quiero saber en qué lugar estoy yo para ti" Dijo sin adornos.
Reiji tragó saliva. Otra vez. Desvió la mirada y se dio cuenta de dónde estaban. Era tarde, el pasillo estaba en penumbras, y sus padres probablemente ya estarían durmiendo…Pero definitivamente no quería tener esa conversación. Mucho menos ahí. Mucho menos así.
"Estamos en el pasillo Himiko, nuestros padres duermen" Murmuró, en un modo de acabar con todo.
"¿Entonces prefieres que vayamos a mi habitación?" Respondió ella sin dudar, con una sonrisa ladeada que no llegaba a los ojos.
Él se pasó una mano por el rostro, aún mojado. "Himiko…"
"¿Qué? ¿No se supone que los hermanos hablan a solas en sus cuartos? ¿O es que ahora también eso es peligroso?"
Su tono no era provocador. Era sincero. Frágil, incluso.
Eso lo hizo aún peor.
Reiji cerró los ojos por un segundo. Su mente entrenada para misiones de infiltración, combate, tortura psicológica… y sin embargo, no tenía idea de cómo salir de una conversación con una chica que amaba más de lo que debería.
"Me importas, Himiko. Eso no va a cambiar. Pero lo que estás sintiendo ahora…"
"No es nuevo"
Él la miró, por fin. Directo.
"No, pero sigue siendo complicado. Tú sabes por qué"
Ella no retrocedió. Ni física ni emocionalmente.
"¿Y si no me importa? ¿Y si quiero vivir esto aunque esté mal?"
"Entonces el problema soy yo…" Dijo Reiji en voz baja. "Porque sí me importa."
Silencio.
Ella lo observó unos segundos más, parecía frágil... Apunto de romperse, como si le hubieran roto el corazon, y probablemente había sido así.
"No quiero que me evites más" Dijo al final. "Ni que te calles cuando te miro así"
"No te estoy evitando. Solo estoy intentando no hacerte daño"
"Ya me lo haces, Reiji. Cada vez que finges que nada pasa"
Y él, sin palabras, sin excusas, sin fuerzas para mentirse, bajó la cabeza.
"Buenas noches" Susurró, y dio un paso atrás, cerrando la puerta de su dormitorio.
Reiji se quedó allí, el agua de su cabello goteando sobre el suelo de madera.
Queriendo decir algo. Cualquier cosa. Pero no dijo nada. Había fallado desde el momento en el que dejo que su obsesión se dirigiera hacia él, no ahora... Tampoco cuando él le pidió sangre, desde mucho antes que todo eso.
La idea de tener a alguien siempre para ti era... Embriagante, pero sin medir las consecuencias, todo se convirtió en una broma de mal gusto.
Dio un suspiro y volvió a su habitación, por suerte todo había terminado. Su mente daba vueltas pero no había nada que pudiera hacer en ese momento.
Excepto por el vibrar de su teléfono, uno que conocía bastante bien y en el momento que más lo necesitaban.
'Aunque la doble vida es complicada, también es muy útil para despejar la mente... ¿Qué querran esta vez?' Pensó y se acerco, era una misión menor pero le pedían hacerlo de inmediato, una sonrisa salió de su rostro.
Tomar aire fresco le ayudaría a pensar...