La Familia de Riuz(Omniverso)

Chapter 38: 38) Próximos objetivos



Sentado en uno de los sillones de su patio, frente a una piscina, con una taza de café en la mano y un periódico en la otra, un humano descansaba. Al menos, hasta que una elegante garza, vestida como mayordomo, se acercó silenciosamente y le susurró algo al oído. El humano asintió, y poco después su confiable asistente, Jackie, entró acompañada por un par de ayudantes, cargando una pequeña pizarra y algunas carpetas de documentos.

Jackie: "Jefe..."

Riuz: "Vamos, Jackie, ¿incluso después de que te llenara el coño de leche más de cien veces sigues llamándome 'jefe' en privado?" —dijo en tono burlón, observando cómo su hermosa asistente se sonrojaba y sus acompañantes desviaban la mirada, también con un leve rubor. La única que permanecía impasible era la mayordomo, quien se mantenía estoica a su lado.

Jackie: "...Cariño" —respondió titubeante.

Riuz: "Está bien, llámame como quieras. La verdad, creo que me gusta que sigas diciéndome 'jefe', le da un toque emocionante a nuestra relación" —dijo, enderezándose en su asiento y dejando la taza de café sobre la bandeja que sostenía su mayordomo—. "Supongo que traes buenas noticias, ¿verdad?" —añadió con una sonrisa.

Jackie: "Sí, señor. Ya localizamos a sus próximos objetivos. Con la información que nos proporcionó, fue mucho más sencillo y pudimos asegurarnos de que eran quienes usted buscaba" —respondió con tono firme y una expresión de orgullo por haber cumplido su misión.

Riuz: "Siempre confiable, Jackie, siempre confiable..." —murmuró, relajándose en el sillón— "Tómate unos días libres, porque esta noche planeo romper tu culito como recompensa.

Jackie: Gracias, señor... —dijo con un fuerte sonrojo, mientras sus piernas temblaban de emoción—. ¿Quiere que le explique ahora o...?

Riuz: Comienza. Quiero estar al tanto de todo lo antes posible.

Jackie: Bien. Chicas, empiecen.

Las dos asistentes que la acompañaban entregaron copias de los documentos a Riuz, mientras una de ellas movía la pizarra frente a él para mejorar su visión. Luego retiró el protector, revelando varias fotos y anotaciones adjuntas. En ellas aparecían tanto animales como lugares de interés. Mientras tanto, la garza mayordomo dejó de lado lo que tenía en las manos, se arrodilló frente a Riuz y comenzó a desabrocharle los pantalones, empezando a usar su boca para complacerlo, aun con su expresión estoica, e iniciando un "trabajo de plumas".

Jackie: Bien, comencemos. Tal como pidió, hemos localizado y realizado una investigación sobre los diferentes objetivos que deseaba. Bueno, al menos aquellos que residen en esta ciudad.

Riuz: Perfecto. Continúa —dijo con satisfacción, colocando una mano sobre la cabeza de su mayordomo para que acelerara su trabajo.

Jackie: Ash, la puercoespín. 18 años. Graduada de Calatonia High School, sin intenciones de seguir una educación superior. Durante su época escolar, inició una relación con otro puercoespín llamado Lance, con quien se mudó inmediatamente después de terminar la secundaria. Juntos forman un dúo musical de escaso éxito que intenta abrirse camino tocando en bares y restaurantes...

Riuz escuchaba atentamente mientras miraba la foto de los dos puercoespines en la pizarra. Conocía la trama, por lo que ya tenía una idea de que hacer, pero eso significaba que sus planes sobre ellos no podrían llevarse a cabo en este momento.

Riuz: Está bien, no hace falta que digas mas sobre ellos.

Jackie: ¿Desea que nos deshagamos de ese tal Lance?

Riuz: No hace falta. Por lo que sé, él mismo arruinará las cosas con Ash, y eso es exactamente lo que espero. No tengo que hacer mucho, solo esperar el momento oportuno. Sin embargo, mantén a alguien vigilándolo.

Jackie: Entendido. También hemos localizado a la otra puercoespín que buscaba. Una tal... —revisó sus anotaciones— Becky. No estamos del todo seguras de que sea la persona que usted quiere, pero sabemos que ha visitado algunos de los lugares donde Lance y Ash han tocado.

Riuz: Hmmm... No te preocupes. La verdad, si no fuera por la adivinación, ni siquiera conocería su nombre. Era algo difícil, casi imposible de encontrar de otro modo. Sigue vigilando a Lance sin intervenir demasiado y, si Becky es realmente la que busco, deberíamos poder localizarla. De todas formas, le haré una visita para comprobarlo. Será conveniente preparar las cosas con antelación. Ahora pasa al siguiente.

Jackie: "Bueno, luego tenemos a Rosita, la cerda... Es, cuanto menos, impresionante." —Comentó, levantando las cejas mientras revisaba sus informes—. "Ama de casa, casada con un tal Norman, otro cerdo. Pero lo más sorprendente… tiene 25 hijos." —Dijo, alzando la vista hacia su jefe.

Riuz: "No me mires así, ya sabía lo de los hijos."—Negó con la cabeza— "Continúa..."

Jackie: "Por lo que hemos investigado, casi no tiene vida propia. Vive para sus hijos y su marido, quien, debido a su trabajo, apenas está en casa. En consecuencia, Rosita se encarga sola de la crianza. A pesar de esto, no parece haber problemas en su relación ni en su estado mental. Algo admirable. No tiene aficiones más allá de cantar cuando está sola."

Riuz: "Detente ahí." —La detuvo con un gesto pensativo— "¿Tenemos alguna relación con la empresa donde trabaja su esposo? Si no es así, cómprala o asegúrate de que podamos tomar decisiones discretas sobre el personal. Tengo una idea, pero necesito que el jefe directo de Norman coopere con nosotros."

Jackie: "No estoy segura de si la empresa es nuestra, pero dame una hora y lo confirmaré." —Asintió con confianza.

Riuz: "No importa cómo lo hagas, pero necesito encargarme de Norman… Aunque esta vez no hablo de matarlo." —Levantó una ceja al ver la expresión de la chacal, quien se avergonzó—. "No, esta vez voy a ayudarlo... Quiero que esté en camino a un posible ascenso, pero que para lograrlo tenga que acompañar a su jefe a múltiples reuniones nocturnas, cenas, karaokes y eventos 'divertidos'." —Dijo con una sonrisa maliciosa—. "Donde no pueda rechazar nada… Ni siquiera beber de más o perderse en la fiesta. ¿Lo entiendes?"

Jackie: "Fiesta, alcohol y mujeres, ¿verdad? Lo tengo. En unos días todo estará preparado." —Asintió con rapidez—

Riuz: "Oh, Jackie… Esa es la razón por la que no te embarazo. Sería una gran pérdida que tus habilidades quedaran fuera de servicio por unos meses." —Sonrió satisfecho— "Pero no lo apresures. Debe llevar tiempo… tiempo en el que prepararemos el camino. Asegúrate de que su familia comience a tener dificultades económicas, que les cueste cada vez más llegar a fin de mes… Que caigan en la desesperación lentamente." —Dio un sorbo a su café antes de continuar—. "Además, haz público de manera discreta que estoy viviendo aquí. Prepara el terreno para el futuro… Anuncia que estoy buscando personal, pero la contratación también tardara un poco"

Jackie: "Se hará."

Riuz: "¿Queda alguien más?"

Jackie: "Sí. Meena, la elefante. Vive con su madre y sus abuelos en una casa en los suburbios. Recién graduada de la escuela secundaria… Es tímida, lo cual contrasta con su tamaño. Tiene pasión por el canto, pero es demasiado reservada como para que alguien fuera de su familia o su círculo cercano lo sepa."

Riuz: "Sí… Es alguien grande." —Se quedó en silencio unos segundos antes de asentir— "Pero no es como si en mi familia no hubiera habido mujeres grandes antes..." —Hizo una pausa antes de continuar—. "Para ella… Aún no es momento. Pero, si es posible, quiero que su abuelo tenga un accidente. No para matarlo, pero sí para que nunca vuelva a caminar. Que se convierta en un peso para su familia en lugar de un pilar de apoyo. También has que lo tenga algo difícil, no lo suficiente para arruinar su vida, pero sí para que sea un cuchillo colgando sobre sus cabezas constantemente." —Tomó aire, relajándose contra el respaldo de su asiento— "Por lo demás, deja que mi influencia y poder sean visibles en esos barrios. Que la gente empiece a comprender el dominio de los humanos en esta sociedad."

Jackie: "Se hará... Y bueno, esos son todos los objetivos que pudimos localizar en esta ciudad." —Hizo una breve pausa antes de agregar—. "Ah, por cierto, Crawley me ha informado que el Teatro Moon está cada vez peor. El banco ya se puso en contacto con ellos por sus deudas… Banco que, por cierto, nos pertenece. ¿Quieres que sigamos presionando para quedarnos con el teatro?"

Riuz: "¿Comprarlo? No, no, no, Jackie, esa nunca fue mi intención. Si así fuera, no se lo habría vendido a Moon en su momento." —Hizo un gesto despectivo con la mano mientras se acomodaba en su asiento—. "El teatro en sí no me importa, sino lo que sucede allí… o mejor dicho, lo que sucederá. Y parece que será pronto. Debería prepararme para eso."

Hizo una pausa, mirando de reojo a su asistente antes de añadir con tono casual:

Riuz: "Por cierto, hay una llama llamada Judith trabajando en el banco. Quiero su información."

Dicho esto, se levantó con calma de la silla, justo cuando la mayordoma se separó de él, tragando y limpiándose la boca antes de retomar sus deberes de servidumbre.

Jackie: "¿Va a ir al Teatro Moon? ¿Desea que le prepare algo? ¿Irá de incógnito o en persona?" —Lanzó varias preguntas seguidas, lista para anticiparse a cualquier necesidad de su jefe.

Riuz: "No iré 'yo' en persona…" —murmuró, acercándose lentamente a la chacal hasta quedar a su lado—. "Mandaré a uno de mis hijos." —Se inclinó levemente, su voz descendiendo a un tono más bajo y peligroso— "Un hijo con el que, al parecer, te llevas bastante bien."

Jackie sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando el hombre la sujetó por la cintura con un gesto posesivo. Su respiración se volvió irregular cuando él añadió con fingida indiferencia:

Riuz: "Me ha parecido curioso enterarme de que no soy el único al que le has estado prestando servicio…"

Jackie: "¡No, señor, yo no…!" —exclamó con los ojos muy abiertos, su rostro palideciendo antes de teñirse de un sonrojo de vergüenza.

Riuz: "Lo entiendo." —Su tono fue casi burlón, inclinándose un poco más sobre ella—. "Eres una puta ambiciosa… aunque, al parecer, ni siquiera yo soy suficiente para ti."

Jackie negó con la cabeza, su cuerpo temblando levemente mientras intentaba explicarse.

Jackie: "Señor… yo jamás pensaría…"

Las palabras se quedaron atoradas en su garganta cuando vio la expresión de su jefe. Las lágrimas brotaron de sus ojos, no importaba lo que dijera, no había justificación posible. Las cosas con Riuz Jr. no eran algo que a ella le hubiera gustado permitir, pero sucedieron y no podía borrar su culpa, culpa que la hacía pensar en su propia muerte. 

Riuz: "Te prometí una recompensa antes, pero ahora también debo darte un castigo por tu falta de lealtad y ser una mala puta."

Riuz rió al ver el estado de su asistente, disfrutando de su vulnerabilidad. Por un momento consideró revelarle la verdad: que él y su supuesto hijo eran la misma persona, que todo había sido una gran treta… pero ¿por qué arruinar un juego tan entretenido?

Riuz: "Dime, Jackie, ¿qué quieres primero? ¿La recompensa o el castigo?" —susurró con una sonrisa indescifrable.

La chacal bajó la mirada, sintiendo el peso de su propia culpa.

Jackie: Haga… lo que tenga que hacer —murmuró con resignación.

Riuz: Okey...

Riuz saltó sobre Jackie allí mismo, rompiendo sus ropas, listo para darle este castigo/recompensa y si se sentía cómodo, notaba que no era agradable en el sexo culposo o veía que el estado mental de su querida chacal era demasiado malo, consideraría confesarle la verdad. Por lo menos así Jackie sabría mas y le sería mas fácil realizar ciertos trabajos para él.

Los aullidos de dolor y placer resonaron en toda la mansión, antes silenciosa y casi vacía. Solo las dos asistentes y la mayordoma permanecieron en su sitio, presenciándolo todo sin atreverse a apartar la mirada ni a moverse. No tenían otra opción. No habían recibido la orden de hacerlo.

...

-Tiempo después, en una cafetería-

Riuz: Entonces, señorita Judith, ¿tiene algún pasatiempo?

Judith: Eso no le incumbe, señor Zooblack. Ya le dije que estamos aquí para hablar sobre posibles inversiones, no para entablar amistad. —La llama respondió con tono profesional, sin apartar la vista de los documentos frente a ella.

Riuz: Pero me gustaría conocerla un poco mejor. —Le dedicó una sonrisa coqueta.

Judith: Señor, por favor, concéntrese en lo que vinimos a hacer aquí.

La sonrisa de Riuz titubeó por un instante. No esperaba que fuera tan difícil acceder a ella. Era extremadamente dedicada a su trabajo y, quizás, un poco frígida. Ni siquiera su estatus como humano parecía impresionarla, ni la invitación a hablar de inversiones (de un banco que, aunque ya le pertenecía, pocos lo sabían), ni sus evidentes intentos de coqueteo.

Pero no por ello se rendiría. De hecho, lograr que una presa difícil bajara la guardia siempre resultaba más excitante.

Riuz: Vamos, Judith, las inversiones pueden esperar. Ni siquiera has tocado tu café. —Extendió la mano y la apoyó suavemente sobre la de ella.

Judith: Esto es una charla de negocios, señor Zooblack, y debería realizarse en una oficina o un estudio adecuado, no en una cafetería. Ahora, si no le importa, me retiraré. Puede ponerse en contacto con nosotros si realmente desea hacer negocios.

Se levantó con elegancia, recogió sus cosas y se marchó sin desviar la mirada ni un segundo, el sonido distinguido de sus tacones marcando el ritmo de su salida.

Riuz suspiró y alzó la vista hacia la mesa contigua, donde Jackie, disfrazada, observaba todo discretamente. Poco después, ambos salieron de la cafetería con naturalidad y caminaron juntos hasta un callejón. Allí, Jackie se despojó de su disfraz y retomó su actitud habitual de asistente y guardaespaldas.

Jackie: ¿Quiere que le dé una dosis y la deje lista para usted? —dijo, palmeando la pistola de drogas en su cinturón.

Riuz: No... sería demasiado fácil. Prefiero que sus jefes la presionen. Aumenta su carga de trabajo todo lo que puedas y haz que su ansiedad y estrés suban al límite. Pero debo terminar con esto rápido antes de que interfiera con lo del Teatro Moon. No quiero alterar la historia y perder mi oportunidad. Además, ya es hora de enviar a Riuz Jr. al teatro para encontrarse con Moon.

Mientras hablaba, su mano descendió sin pudor por el cuerpo de su asistente, deslizándose dentro de sus pantalones hasta introducir dos dedos en su trasero.

Jackie: S-si... se-ñor... —Se atragantó con las palabras, pero hizo un esfuerzo por no perder la compostura.

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