Hechicero supremo en hogwarts

Chapter 89: Sombras de la oscuridad y prision break



En una caverna oscura sin luz, donde cualquier persona que estuviera dentro sentiría cómo la sangre se helaría y el temor corroería su conciencia. Donde la luz no llega, o no debería haber rastro de ella, pero ahí estaba, en el centro de las sombras que parecían moverse, intentando acercarse a esa luz.

Lo que podía verse era un hombre, o los restos de uno, encadenado en el centro de la cueva. Pero las cadenas eran diferentes a cualquier material conocido. Estas brillaban con una luz tan blanca que parecían sagradas. Había tantas cadenas atando al hombre que lo único visible era su cabeza, su rostro, lleno de cicatrices que parecían moverse con cada gesto.

Incluso si permanecía quieto, esas cicatrices se movían como gusanos por toda su cabeza.

El hombre encadenado miraba hacia la oscuridad como si se tratara de su ser más querido, al cual, a solo unos metros, no podía tocar. Con tanto anhelo y a la vez locura.

Pero algo lo distrajo por un segundo, haciendo que intentara voltear la cabeza, aunque las cadenas, al sentir el movimiento, se apretaron aún más, impidiéndole cualquier movimiento.

"¿Mmm? ¿Trajiste a otros? ¡Jajajajaja!" dijo el hombre mientras empezaba a reír con locura y burla. "¿Te diste cuenta? ¡Jajajaja!" añadió, mirando hacia una de las esquinas de las cadenas, donde la oscuridad parecía estar devorando lentamente su material, dejando apenas un pedazo de metal que apenas sostenía las cadenas.

"¿Cuántos más traerás para morir? ¡Jajajaja! ¡Los corazones de tus hijos son solo alimento para mí!" gritó, riendo sin parar, mientras las cadenas, en un intento de detener cada movimiento del hombre, seguían apretando. Pero era evidente que con cada segundo, cada hora, cada día, se volvían más débiles.

Después de tantos años siendo roídas por la oscuridad, esas cadenas ya no eran lo que antes. Tal vez podrían soportar meses, o quizá días; no era seguro. Pero aún cumplían su última función hasta ser destrozadas.

Mientras tanto, el hombre seguía riendo con locura, aunque nadie le respondía.

Mientras tanto, en la casa Flamel, sin saber nada de lo que pasaba en esa cueva...

Harry, que estaba tirado en el piso, empezó a despertar, mientras los demás se miraban con expresiones complicadas debido a la profecía que acababan de escuchar.

"¿Funcionó?" preguntó Harry, abriendo los ojos y mirando a sus hermanos.

Stephen lo miró por un segundo, pero sabía que no podía decirle a su hermano que convertirse en su hermano de sangre había sido lo peor que podría haber hecho. Después de todo, aunque Harry ya no tenía tantos complejos gracias al cuidado de sus abuelos, sabía que deseaba compartir su sangre con una familia con todas sus fuerzas. Incluso si con eso perdía parte de la conexión que le quedaba con sus padres.

"Suspiro... Aunque fue muy peligroso e idiota, sí, Harry, funcionó. Ahora nadie puede decir que no eres nuestro hermano", dijo Stephen tras un suspiro, mientras le mostraba un espejo para que viera su cambio de apariencia.

Mientras Harry se miraba en el espejo, lo primero que vio fueron sus ojos, que seguían siendo iguales a los de su madre, pero ahora con un brillo azulado que resaltaba. Sin embargo, lo que más le importó a Harry fue que aún estaba conectado a su madre, lo que lo hizo inmensamente feliz.

"Vamos a tener que hacer un camuflaje para Harry también", dijo Stephen, observando a su hermano, feliz mirando sus ojos y su cabello.

"¡Wanda!" llamó Stephen, mientras Wanda, que estaba oculta para evitar ser regañada, se levantó de un susto y lo miró como un conejito asustado.

"Suspiro... Harry va a tener que acostumbrarse a su magia en exceso, así que lo ayudarás a practicar hasta que volvamos a Hogwarts", dijo Stephen, mirando a su hermana. Ya se había acostumbrado a sus locuras, por lo que lo dejó pasar.

De todas formas, no es como si pudiera hacer algo. Después de todo, era una profecía que Harry se convertiría en su hermano. Por cierto, recordó al anciano que lanzó la profecía y se molestó nuevamente.

"¿Le decimos sobre la nueva profecía?", preguntó Natasha suavemente.

"Luego. Primero tenemos que ver qué afectó a su primera profecía", respondió Stephen. Después de todo, sabía que, aunque había logrado el hechizo que deshacía las profecías del mundo, era obvio que una profecía hecha por el mismo mundo era imposible de destruir. Por eso estaba seguro de que la profecía de Harry fue protegida por esta otra profecía.

"Sigo creyendo que creer en profecías es bastante tonto. Recuerden el calendario maya", dijo Tony mientras volvía a sentarse luego de que Wanda acomodó los muebles en su lugar.

"¿Qué profecía?", preguntó Harry, habiendo escuchado a Tony.

"La tuya. Esa en la que un niño vencerá al señor oscuro. En primer lugar, si el idiota del señor oscuro no hubiera hecho caso a la profecía, seguiría vivo", dijo Tony con una risa.

"Bueno, el mundo mágico de este lugar es bastante bizarro, la verdad", dijo Wanda.

"Bueno, será mejor que descansemos. Mañana tenemos mucho que explicarles a los abuelos", dijo Natasha mientras empezaba a subir las escaleras.

"Cierto", dijo Wanda, mientras se tocaba la cabeza, pensando si iba a ser castigada por usar una magia tan peligrosa.

Mientras todos estaban por obedecer, el celular de Stephen empezó a sonar con una señal de alerta.

Esta señal estaba diseñada para emergencias en la oficina de aurores.

"¿Qué pasó?" preguntó directamente Stephen al atender su teléfono.

"¿Qué? ¿Cómo?... Tsk, está bien, estaré ahí", dijo antes de colgar rápidamente.

"¿Qué pasó?" preguntó Tony al ver a Stephen tan serio.

"Peter Pettigrew escapó de Azkaban y se llevó a varios mortífagos con él", respondió Stephen, molesto, mientras tomaba su capa, que estaba transformada en una gabardina.

"¿¡Qué!?" exclamó Harry, sorprendido y enojado a la vez. "¿Cómo?" preguntó de inmediato.

"Un auror fue controlado con el maleficio Imperius. Quédense en casa, iré a investigar", dijo Stephen rápidamente. "Y Harry, ve con Loki para aprender oclumancia. Perder el control de tus emociones no es bueno cuando tienes tanta magia", añadió, mientras las cosas en la habitación comenzaban a flotar.

Luego se marchó rápidamente, llamando a Misty para que lo transportara más rápido.

"Está bien, vayan a dormir. Cuando Stephen vuelva, contará lo que sucedió", dijo Natasha, quien estaba en las escaleras, pero se había detenido al escuchar el problema.

Actuando como la mayor en ese momento, envió a todos a sus habitaciones. Después de todo, había sido un día bastante largo y, por ahora, no podían hacer nada para ayudar.

Mientras tanto, Stephen había llegado rápidamente al Ministerio gracias a Misty. Caminaba con presteza hacia la oficina de Amelia. Aunque Stephen era solo un instructor de aurores y no tenía obligación de asistir a la reunión, nadie le impediría estar presente.

Después de todo, incluso como instructor, había contribuido con muchas estrategias de traslado, protección y asistencia. A veces actuaba como consultor externo, ayudando enormemente a Amelia con su trabajo.

"Hola, instructor", saludaron algunos aurores presentes, mientras Amelia simplemente asintió con seriedad hacia Stephen.

Stephen se paró al frente para escuchar lo sucedido. Entonces, Amelia comenzó a hablar:

"Hace media hora, el cautivo Peter Pettigrew, quien debía recibir el beso del dementor, escapó. Con él, escaparon cinco mortífagos de alto nivel de peligro: Bellatrix Lestrange, Rodolphus Lestrange, Antonin Dolohov, Alecto Carrow y su hermano Amycus Carrow", explicó Amelia mientras mostraba imágenes de todos en una pizarra.

"El auror que fue controlado para liberar a estos mortífagos fue encontrado brutalmente asesinado en un bote, en las orillas de Azkaban. El principal sospechoso no es otro que Barty Crouch Jr., quien, junto con otros fugitivos, participó en la tortura de la pareja Longbottom", continuó Amelia con seriedad, mientras los aurores se miraban sorprendidos y asustados.

"¿Cómo saben que fue controlado? Tal vez era un espía que trabajaba para ellos desde hace tiempo", dijo un auror desde el fondo.

"Es poco probable. Este auror vio a su familia masacrada por Rodolphus Lestrange hace 15 años. Según las marcas en el lugar, parecía que en algún momento pudo recuperar el control y atacó a los fugitivos, solo para ser asesinado", explicó uno de los aurores encargado de investigar la escena del crimen.

"Suspiro... Otra fuga en la supuesta prisión más segura del mundo", dijo Stephen, mientras sacudía la cabeza.

Especialmente ahora, con la tecnología mágica, habían instalado cámaras de seguridad en Azkaban. Los dementores, aunque habían vuelto a duplicarse, eran menos en cantidad que antes. Esto le recordó a Stephen su existencia.

"¿Y los dementores, que se supone deben proteger el lugar?", preguntó rápidamente Stephen.

Amelia, al escuchar eso, se puso aún más seria antes de responder:

"Por alguna razón, los dementores desaparecieron de Azkaban hace una hora y no han vuelto a aparecer en las cercanías. Es como si nunca hubieran existido. No son los únicos. Muchas criaturas oscuras también desaparecieron de los lugares donde estaban vigiladas", explicó Amelia con molestia, como si todo se hubiera agrupado de golpe.

"¿Todas las criaturas oscuras bajo vigilancia desaparecieron?", preguntó Stephen sorprendido.

"Podemos dejar eso para después. Ahora tenemos que encargarnos de los fugitivos", dijo Amelia, priorizando la captura de los mortífagos.

"Con la desaparición de los dementores, los aurores tendrán que encargarse de vigilar todos los puntos, incluso los aéreos. Mientras tanto, envíen los carteles de búsqueda y avisen al ministro muggle", ordenó Amelia rápidamente.

De repente, un ruido fuera de la oficina llamó la atención de todos.

Entrando con un séquito, apareció el ministro Fudge, mirando a todos con orgullo y altanería.

"Directora Amelia, perdón por interrumpir la reunión, pero tengo algunas cosas que decir", anunció Fudge, avanzando hacia el escritorio de Amelia.

"Ministro, ¿qué sucede? Estamos ocupados", dijo rápidamente Amelia, con molestia en la voz, pero Fudge ignoró su tono.

"Entonces seré directo. No emitan carteles de búsqueda de los convictos", dijo el ministro seriamente, mientras todos lo miraban sorprendidos.

"¿Qué quiere decir, ministro?", preguntó Amelia, confundida.

"Con el encarcelamiento de Crouch padre, si también se descubre que su hijo liberó a prisioneros altamente peligrosos, la gente empezará a dudar del Ministerio. Por lo tanto, será más seguro si la búsqueda de los fugitivos se realiza de manera confidencial", explicó el ministro rápidamente, como si estuviera pensando en el bien común.

Pero, obviamente, solo estaba protegiendo su reputación. Durante su mandato ya habían ocurrido bastantes eventos oscuros que podrían manchar su nombre.

"¡Está loco! Si no avisamos a los ciudadanos y encuentran a los fugitivos por accidente, estarán en grave peligro", respondió Amelia, furiosa, mirando a Fudge sin comprender cómo podía proponer eso.

"Es una orden, directora. Recuerde su posición", dijo Fudge, con enojo, usando la autoridad de su rango.

Luego, bajo las miradas enojadas de varios aurores, caminó hacia la salida.

"No se preocupe, el Ministerio usará todos sus recursos para ayudar a los aurores a atrapar a los fugitivos", dijo con aire de autosuficiencia, y se marchó con su séquito.

Todos los aurores se quedaron en silencio, mirando a Amelia, que estaba a punto de explotar.

"¡Maldito gordo inútil!", exclamó, golpeando su escritorio con ira.

"¿Alguna idea, Stephen?", preguntó Amelia, buscando una última solución en él.

Stephen sonrió antes de responder: "Tienes mucha confianza en mí". Pero al ver que todos lo miraban esperando, añadió: "Bueno, tengo una idea".

"¿Recuerdas que hace unos años te sugerí reestructurar una agrupación de cazarrecompensas?", dijo Stephen mientras se sentaba en la silla frente al escritorio.

"Sí. Aunque algunos te miraron como si estuvieras loco. Después de todo, los cazarrecompensas no siguen órdenes de nadie y solo trabajan por dinero", recordó Amelia, pensando en aquella reunión donde Stephen propuso encargarse de eso.

"Bueno, ahora hay 27 gremios de cazarrecompensas, gracias a esa reestructuración", explicó Stephen mientras sacaba unos papeles y los ponía frente a Amelia.

"¿Gremios?", preguntó, confundida.

"Así es. Con un poco de dinero, patrociné a algunos buenos líderes para que crearan gremios donde se compartiría información de primera mano y se formarían grupos de cacería. Esto incentivó a otros a crear sus propios gremios. De nada", dijo Stephen con una sonrisa.

"¿Y qué tiene que ver con todo esto?", preguntó Amelia, todavía sin comprender del todo.

"De los 27 gremios, 10 están trabajando bajo el patrocinio de la familia Flamel, y su instructor está frente a ustedes", dijo Stephen con una sonrisa. "Estos gremios no están bajo el control estricto de la oficina de aurores. Podemos enviar los carteles de búsqueda a ellos, obviamente de forma oculta, y serán una excelente mano de obra", explicó.

"Suspiro… Bueno, aunque 10 gremios suenan pocos, toda ayuda es necesaria", dijo Amelia, aceptando la propuesta.

"Parece que te equivocas en algo, Amelia. Los gremios patrocinados por mi familia nunca serán pequeños. Cada gremio tiene, al menos, 200 magos afiliados", explicó Stephen, sorprendiendo a todos los aurores. "Después de todo, son gremios internacionales; muchos de ellos vienen de otros países", aclaró, explicando por qué había tantos magos en esos gremios.

"Son incluso más que los aurores", comentó un auror veterano.

"Bien. Aunque no me gustan esos tipos, encontrar a seis convictos es como buscar una aguja en un pajar", dijo otro auror.

"Sobre todo, si son lo suficientemente fuertes, podrían atraparlos ellos mismos", dijo Amelia, reflexionando. "Está bien, creen un cartel de recompensa para estos cazarrecompensas y el aviso de que la búsqueda es secreta".

Así terminó la reunión. Stephen salió con una sonrisa, despidiéndose de los demás. Mientras caminaba por el pasillo, sacó su teléfono y llamó a alguien.

"Hola. Tenemos el primer trabajo del Ministerio. Si lo hacen bien, podrán seguir recibiendo encargos y, tal vez, los demás ministerios hagan lo mismo", dijo Stephen. Tras algunas palabras más, colgó.

La creación de los gremios de cazarrecompensas fue una idea que a Stephen se le ocurrió de la nada, en parte para prepararse en caso de una guerra. Por alguna razón, Stephen sentía que era algo inevitable, no solo por Voldemort.

Con el avance de la tecnología muggle, era cuestión de tiempo antes de que comenzara una nueva cacería de brujas. Aunque no quería entrar en conflicto con los humanos, sabía que era mejor estar preparado.

Después de todo, los magos, por alguna razón, siempre eran bastante torpes en la seguridad nacional.

"Me estoy volviendo tan paranoico como Tony cuando crea armaduras para cada caso", pensó Stephen, dejando escapar una leve sonrisa. Al final, toda esa preparación era solo un "por si acaso". Después de todo, no había ninguna verdadera sospecha de que una guerra fuera a estallar.

----------------------------------------------------------------

Recuerden que en mi patreon los capítulos se suben antes que aqui. 

Patreon/YoDarki

Recuerden tambien ir a ver mi nuevo trabajo. y gracias por leer.


Tip: You can use left, right, A and D keyboard keys to browse between chapters.