Hechicero supremo en hogwarts

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Perdón por la tardanza me quedé dormido y me olvidé de poner automático

dejen sus piedras de poder.

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Antes de que "Moody" pudiera hacer algo con su bastón, sintió algo frío apoyándose en su sien.

—En el momento en que tu magia tenga el más mínimo movimiento, alguien tendrá que limpiar tu cerebro del suelo —dijo Natasha, apuntándole con un arma modificada mágicamente.

Mientras tanto, todos los profesores de Hogwarts quedaron atónitos por lo sucedido, mientras que Dumbledore esta vez miraba seriamente en dirección a Moody, con su varita en mano por precaución.

Stephen lo desarmó rápidamente y activó un hechizo en su cuerpo.

—Bueno, parece que tenemos que llamar a Amelia, ya que encontramos a Barty Crouch Jr. —dijo Stephen con una sonrisa burlona, mirando a Barty, quien lo observó con ira.

—¿Crees que puedes detener esto? ¡Mi señor está a punto de revivir y no puedes hacer nada, incluso si me atrapas! ¡Hay otros! —gritó con furia.

—Pff… ¿En serio no te comunicas con tus compañeros hace rato, verdad? —dijo Stephen, riéndose de Barty.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Barty, con un mal presentimiento.

—Rodolphus Lestrange fue asesinado cuando intentó resistirse al arresto de los Aurores hace cinco días. Antonin Dolohov fue entregado a los Aurores sin brazos hace cuatro días, mientras que Alecto Carrow y su hermano Amycus fueron atrapados escondidos en la casa de una familia de sangre pura hace tres días. Todo gracias a la ayuda de poderosos cazarrecompensas —explicó Stephen, observando cómo la cara de Barty se tornaba pálida rápidamente—. Aunque todavía faltan dos, ya fueron localizados. Solo los están siguiendo para ver qué planean.

Stephen envió un mensaje por teléfono rápidamente.

—¡Mientes! —gritó Barty con locura, intentando atacar a Harry, solo para ser reducido por Natasha y luego encadenado al suelo con un movimiento de varita de McGonagall.

—Bueno, con eso nos sacamos un espía de encima —dijo Stephen tranquilamente, mientras se palmeaba las manos bajo la mirada sorprendida de todos.

—Por favor, profesor Snape y profesora McGonagall, escolten al señor Crouch a las mazmorras hasta la llegada de Amelia —ordenó Dumbledore rápidamente, mientras todos se recuperaban de la sorpresa.

—Bueno, yo me había dado cuenta de que Ojo Loco Moody era extraño hace tiempo, pero quería asegurarme antes de hacer algo —comentó Sirius, mirando a Natasha, quien estaba a su lado.

Natasha simplemente lo miró y se fue a hacer su trabajo.

—Tsk… Obviamente no me cree —murmuró Sirius, hablando con Harry, quien seguía sin entender del todo lo sucedido. Solo sabía que ahora era un campeón de Hogwarts.

Al ver que su ahijado tampoco le prestaba atención, Sirius simplemente se fue, un poco deprimido, a hacer su trabajo.

—Feliz Halloween, Harry —dijo Stephen mientras se marchaba junto a Fleur.

—Parece que ahora somos enemigos, Harry. Es mejor que tengas cuidado —dijo Wanda, señalando a Harry y luego a sus propios ojos, como diciendo te tengo en la mira.

Al parecer, ella todavía no entendía de qué se trataba la competencia.

—Estoy empezando a odiar Halloween… —suspiró Harry, mientras caminaba hacia la sala común de Gryffindor para encontrarse con sus compañeros.

Al llegar, vio que todos estaban celebrando una gran fiesta para Wanda y para él. En cuanto lo vieron, rápidamente se levantaron y lo felicitaron, mientras que Wanda ya estaba hace rato junto a Daphne, riendo felizmente.

Stephen, por otro lado, no estaba por ningún lado. Seguramente se había ido a festejar a Beauxbatons con Fleur y sus amigos de esa escuela.

—¿Dónde están mis cinco galeones? —dijo Tony, apareciendo entre los gemelos Weasley junto a Loki.

—Parece que ganamos —dijo Loki con una sonrisa burlona, mirando a los gemelos.

—Eso fue suerte de principiante —bufó Fred, buscando monedas de oro en sus bolsillos.

—Bueno, ustedes quisieron apostar gemelos contra gemelos —dijo Tony mientras recibía la mitad del dinero y le lanzaba la otra mitad a Loki—. Fue un placer apostar con ustedes. Si quieren volver a perder, pueden venir a buscarnos —añadió con una sonrisa presumida antes de marcharse.

—¿Qué estamos haciendo aquí? —preguntó Harry, siguiendo a Wanda por el Bosque Prohibido.

—Vamos a buscar materiales para la poción que descubrieron Tony y Loki —respondió Wanda, caminando alegremente entre los árboles.

—¿No se supone que tenemos que empezar a investigar qué puede ser la primera tarea? —preguntó Harry, un poco molesto. Aunque, en parte, también se sentía más relajado, ya que estar en Hogwarts en este momento era bastante incómodo para él.

Aunque los Gryffindors estaban emocionados de tener dos competidores de su casa, muchas otras casas no lo veían igual, y Harry empezó a notar miradas molestas cada vez que pasaba.

Obviamente, ninguno se atrevió a atacar a Harry o hacerle daño, ya que todos sabían que sus hermanos posiblemente harían que el atacante lo lamentara.

Pero eso no salvó a Harry de las miradas y susurros.

—Si quieres, puedes preguntarle a Arkon, pero es más divertido si es una sorpresa, ¿no crees? —dijo Wanda mientras se daba la vuelta para mirar a Harry.

—Si tú lo dices… —respondió Harry, siguiendo a su hermana.

Después de caminar un buen rato, llegaron a la zona donde Stephen había creado un refugio seguro para todas las criaturas del bosque que quisieran vivir en paz.

—¡Hola, chicos! ¡Estoy aquí! —dijo Wanda, saludando a todos los animales mágicos de los alrededores. Muchos de ellos se acercaron para que Wanda los acariciara.

Harry se sorprendió al ver cómo una gran criatura negra de tres cabezas se acercaba rápidamente.

—¡Hola, Fluffy! —exclamó Wanda alegremente al ver al gran perro de tres cabezas que ahora vivía en la zona segura protegiendo el lugar. Aunque, gracias a la magia de Stephen, no era necesario, según Harry, eso hacía que Fluffy se sintiera útil.

Cuando Fluffy vio a Harry, lo reconoció como uno de los niños que había entrado al lugar que protegía tiempo atrás y le gruñó de inmediato.

—Está bien, Fluffy. Harry es amigo de Hagrid y mi hermano —dijo Wanda, deteniéndolo.

Fluffy lo miró con sospecha, pero se calmó cuando Wanda empezó a acariciarlo. En cuestión de segundos, se tiró al suelo con alegría mientras Wanda reía.

—¿Quién es un buen chico? —dijo ella, rascándole la panza.

Mientras tanto, Harry observaba un poco alejado, hasta que sintió un tirón en su pantalón.

Miró hacia abajo y vio a un Demiguise tuerto que lo miraba fijamente con su único ojo.

—H-Hola… —saludó Harry, algo vacilante.

Detrás del Demiguise apareció otro más pequeño, que observaba a Harry con curiosidad.

—Arkon, parece que estuviste ocupado, viejo pilluelo —comentó Wanda, acercándose rápidamente y mirando al pequeño Demiguise. Con una sonrisa, lo tomó en brazos—. ¡Qué lindo! —dijo, abrazándolo con cariño.

El pequeño intentó escapar, pero eso no servía de nada contra Wanda.

Ella sacó un montón de croquetas que había traído para los animales y empezó a alimentar al pequeño, quien dejó de resistirse.

Arkon, al ver eso, simplemente revoleó los ojos con un gesto bastante humano antes de mirar a Harry y hacerle señas para que lo siguiera.

Harry dudó por un momento, pero al ver que Wanda seguía alimentando a varios pequeños animales, decidió seguir a Arkon.

Después de caminar unos metros, llegaron a una zona donde los árboles formaban las residencias de muchas especies mágicas.

Al ver a Harry, los animales lo miraban con curiosidad, pero ninguno se acercó.

Arkon lo llevó hasta una de las viviendas y rápidamente le hizo gestos para que entrara.

Dentro, Harry vio al dueño del lugar: un gran hipogrifo negro lleno de cicatrices, al que incluso le faltaba un ala. Era más grande que Buckbeak y parecía más anciano, apenas moviéndose.

El hipogrifo miró a Harry con sorpresa, pero luego su expresión cambió, como si se reencontrara con un viejo amigo.

—¿Por qué me trajiste aquí? —preguntó Harry, sin entender la reacción del hipogrifo.

Arkon le hizo señas, pero Harry obviamente no las comprendió. Entonces, el Demiguise tomó su mano y la puso suavemente sobre la cabeza del hipogrifo.

En cuanto lo tocó, Harry sintió algo extraño, pero no podía describir qué era.

El hipogrifo hizo un ligero sonido, mirándolo con gratitud, antes de cerrar los ojos y caer lentamente.

Harry observó con asombro cómo algo salió del cuerpo del hipogrifo y empezó a tomar forma sobre él.

Una versión más imponente del hipogrifo se materializó, miró a Harry una última vez y luego se elevó en el aire, volando majestuosamente.

—¿Qué fue eso? —preguntó Harry, sin entender.

Pero sin comprender las señas de Arkon, no pudo obtener una respuesta.

—¡Oh, Harry! ¿Qué haces aquí? —preguntó Hagrid, apareciendo detrás de él y sorprendiendo a Harry.

—Oh… parece que Vein no logró sobrevivir… —dijo Hagrid con tristeza al ver al hipogrifo fallecido—. Pensé que duraría un par de meses más… Parece que me equivoqué…

—Hagrid, ¿qué le pasó? —preguntó Harry, sintiendo pena por la criatura.

—Vein era un hipogrifo que la familia Scamander encontró en Estados Unidos. Algunos muggles encontraron a una familia de hipogrifos y los usaron para estudiarlos… Vein fue el único sobreviviente. Pobrecito… perdió a toda su familia. Cuando llegó aquí, no quería comer ni salir de su cueva —explicó Hagrid con un suspiro.

—Stephen logró que comiera, pero aun así no quería salir. Solo Arkon lo visitaba… Parece que se hicieron buenos amigos, ¿verdad, Arkon? Lo siento por tu pérdida… —añadió Hagrid, mirando al Demiguise, que parecía un poco deprimido.

Arkon levantó la cabeza e hizo un gesto de agradecimiento hacia Harry, seguido de un par de señas antes de marcharse en silencio.

—¿Sabes lo que dijo? —preguntó Harry a Hagrid.

—Creo que dijo "gracias"… Y luego mencionó que estaba "incompleto" —respondió Hagrid, pensativo.

—¿Incompleto? ¿Qué cosa? —preguntó Harry, confundido.

—Lo siento, Harry. El único que puede entender a Arkon completamente es Stephen. Según él, a Arkon le gusta actuar misteriosamente —explicó Hagrid.

Después, le dijo a Harry que se pondría a trabajar para darle un entierro adecuado a Vein, por lo que Harry decidió volver con Wanda.

Cuando la encontró, estaba rodeada de varios Niffler, dándoles órdenes.

—Ok, si me consiguen esos objetos, les daré una moneda a cada uno —les dijo Wanda, negociando con ellos.

El Niffler que parecía el líder levantó dos dedos, exigiendo más.

—Está bien, pero tienen que ser rápidos —aceptó Wanda sin problemas.

En cuanto escucharon eso, todos los Niffler se dispersaron rápidamente, ingresando a diferentes zonas para buscar los ingredientes que necesitaban de los animales que los desechaban.