BNHA: Yo soy Reiji Toga

Chapter 27: Capitulo 27: Periodo de relajación [1]



El crujido del pescado en la sartén competía con el leve murmullo del agua filtrada que caía en la tetera. El olor del arroz cocido impregnaba la cocina como una rutina silenciosa que Reiji había adoptado por costumbre… o por necesidad. Todo parecía estar en orden. Todo parecía calmo. Y, sin embargo, su mente no lo estaba.

Con el delantal atado sobre su camiseta oscura y los pantalones del uniforme aún sin ajustar del todo, Reiji mantenía la mirada baja, enfocado en el corte preciso del cuchillo sobre los rábanos encurtidos. No pensaba en nada, un nuevo lujo desde su periodo de descanso por exposición... O así es como le había dicho Hawks después.

Los pasos en la escalera lo sacaron de esa calma forzada.

Cuando se giró, Himiko ya estaba bajando.

Su cabello rubio aún húmedo caía sobre sus hombros mientras lo frotaba con una toalla blanca. Iba con el uniforme de la U.A., pero había algo más en ella. La chaqueta azul marino le marcaba suavemente la silueta, y el moño rojo al cuello parecía brillar con más fuerza sobre su piel pálida, casi translúcida por la luz de la mañana. Sus muslos asomaban bajo la falda con una firmeza que hablaba de semanas de ejercicio real. Su espalda erguida, su andar tranquilo, sus ojos dorados encendidos con un brillo nuevo.

Himiko Toga era hermosa.

No de una forma vulgar o impostada. Era esa belleza que crecía en el silencio, que se manifestaba con la madurez, con la determinación y con el reciente entrenamiento que esta empezando a notarse. Con cada año, era más evidente.

Reiji volvió la mirada al sartén sin decir nada. El salmón ya estaba en su punto.

"Huele bien" Dijo Himiko, soltando la toalla sobre el respaldo de una silla. Se sentó con movimientos precisos, cómodos. Habituados.

"Está a punto" Respondió él, sirviendo los platos con eficiencia casi mecánica.

"¿Vas a acompañarme al festival este año?"

"Sí"

"¿De verdad?"

"Lo prometí" Dijo, finalmente mirándola.

Ella asintió, pero no pareció completamente satisfecha con la respuesta.

"Entrené mucho esta vez. Más que el año pasado. Incluso contigo. Nunca pensé que aceptaras"

"Dijiste que querías destacar"

"Quiero" Afirmó ella con un dejo de orgullo "El festival del primer año fue… aburrido. No di lo mejor. Me sentía confundida. Pero este… este va a ser distinto"

"¿Solo por el festival?"

Ella vaciló una fracción de segundo. Lo notó. Luego sonrió.

"Obvio... Además, este año todos me van a mirar por tu culpa. Quede relegada como la hermana del chico que salvo una vida de las garras de un villano. Quiero que me vean y me reconozcan por mi misma"

Reiji sostuvo su mirada unos segundos.

Mentía. No por completo. Pero sí lo suficiente. Claramente esa no era la única razón, si fuera por ella, cualquier cosa que lo relacionara a él le haría extremadamente feliz... ¡Incluso lo es ahora cuando menciono como la conocían!

Sin embargo… no la juzgó.

"Entonces prepárate para que todos te miren" Dijo simplemente con una pequeña sonrisa.

Ella bajó la mirada, apenas sonrojada. Luego cambió el tema con naturalidad.

"¿Tú cómo estás? ¿Todo bien en tu secundaria?"

"Más tranquilo que antes" Respondió él, lavando los utensilios. "Supongo que eso es bueno"

"Mientras nadie te ponga las garras encima" Dijo ella en voz baja, como si se lo dijera a sí misma.

Reiji no escucho demasiado bien, pero prefirió dejarlo así. 

La acompañó a la puerta. Himiko ajustó su mochila y lo miró antes de cruzar el umbral.

"Voy a darlo todo, Reiji. Esta vez de verdad"

"Lo sé"

Ella sonrió. Esa sonrisa que conocía bien: no era una sonrisa feliz. Era una declaración silenciosa de algo que no podía decir en voz alta.

Y se fue.

Reiji volvió a entrar. Su secundaria quedaba mucho más cerca, por lo que saldría algunos minutos después. Esta era su rutina... Su nueva rutina.

***

La campana sonó como cada mañana, sin emoción, anunciando el inicio de clases en Musutafu. Para la mayoría, el tiempo había seguido su curso. Las estaciones cambiaban, las tareas se acumulaban y la rutina se repetía. Pero para Reiji, el calendario parecía estancado en un solo momento: aquel día, más de un mes atrás, en que lo sacaron del anonimato.

Y aunque el mundo avanzaba, los rumores se negaban a morir.

"¿Viste cómo se movía? Ni siquiera los héroes se atrevieron a acercarse..."

"Fue hace semanas, pero todavía lo veo en mi cabeza. Esa mirada…"

"Cada día se ve más lindo ¿O es mi idea?"

Las voces bajaban el tono cuando él pasaba. Algunos hacían como que no lo veían; otros lo miraban con descaro. No importaba. Para Reiji, el pasillo era una pasarela que no había pedido.

Avanzaba con paso firme, mochila al hombro y expresión neutra. Como si no oyera nada. Como si el murmullo constante no le rozara. Pero cada palabra se filtraba. Cada mirada pesaba.

Llevaba el uniforme con descuido milimétrico: la chaqueta abierta, la camisa bien metida, pero con el cuello apenas desajustado. El cabello, mezclado de un rubio pálido y un castaño claro, ligeramente revuelto y los ojos naranjo, apagados pero atentos, como si midieran la temperatura de todo lo que lo rodeaba.

Había cambiado. No solo por dentro. Su rostro se había afinado. Su cuerpo, endurecido por el entrenamiento. Su aura, si eso existía, se había vuelto más densa.

Cuando llegó al aula, no fue el primero en entrar, pero sí el primero en ser notado. Varias miradas se desviaron. Algunas por respeto. Otras por miedo. Muchas, por pura curiosidad.

Una compañera, que no le había hablado antes, se le acercó.

"Reiji… ¿vienes con nosotros en el almuerzo hoy?"

Él la miró sin hostilidad, pero con la calma de quien ya sabía la respuesta.

"Prefiero comer solo. Lo siento, Hirioka" Dijo recordando el nombre de la chica, era de su clase. Que nunca hubieran hablado, no significaba que la conocía.

La chica asintió, algo nerviosa, y se retiró con una sonrisa por el pequeño detalle que él si sabia que existía, incluso aunque hubiera negado su invitación.

Se sentó junto a la ventana. Siempre la misma silla. Siempre el mismo gesto: brazos cruzados, mirada en la distancia. Como si buscara algo fuera del aula. O a alguien.

Shinso llegó poco después, con sus clásicos auriculares colgando del cuello y cara de que nada le interesaba. Sin decir palabra, se dejó caer en la silla junto a Reiji.

Pasaron unos segundos antes de que el pelimorado hablara:

"Es increíble cómo un mes puede pasar tan rápido"

"¿Rápido?"

"Si, capaz has estado agotado después del suceso y te pareció largo. Pero para ellos, fue ayer. Y mientras no hagas algo más grande, ese será tu legado"

Reiji soltó una risa breve. Ni sarcástica ni genuina. Solo cansada.

"No quiero dejar un legado"

"Entonces deberías haber dejado que ese chico muriera" Soltó, aunque no es como si estuviera aprobando ese comentario.

"No puedo hacer eso"

"Y por eso estás atrapado entre dos mundos. No eres un héroe. Pero tampoco un simple estudiante"

"¿Y tu porque estas tan filosofico?

Shinso miró al frente, como si la respuesta estuviera escrita en la pizarra.

"No lo sé, solo vi en las noticias nuevamente lo que sucedió ese día y los pensamientos fluyeron"

La conversación se detuvo cuando entró el profesor. Pero las miradas no. Seguían clavadas en Reiji como si esperaran que se levantara y volara por la ventana. O que sacara un Quirk inesperado en medio de la clase.

Una expectativa absurda… pero constante.

Shinso murmuró, casi sin mover los labios:

"¿Vas al festival?"

"Sí. Este año estaré ahí"

"¿Por Himiko?"

Reiji no respondió. Se limitó a mirar su cuaderno. Luego, dijo en voz muy baja:

"Si, se lo prometí esta vez"

Shinso se recostó en su asiento, como si no quisiera admitir que lo entendía. Pero lo hacía.

Y en silencio, como dos piezas sueltas de un tablero mayor, ambos se prepararon para lo que vendría

***

La tarde se había estirado tranquila. Reiji caminaba por una de las calles menos transitadas de Musutafu, con la mochila al hombro y el cuello de su camisa ligeramente desabrochado por el calor. El entrenamiento con Shinso había sido productivo, aunque agotador. Estaba pensando en qué cocinar esa noche cuando notó una figura al otro lado de la calle.

Una mujer.

Alta, elegante. Cabello largo y pálido, desgastado a la izquierda. Su andar era relajado, casi flotante, y su expresión... curiosa. 

"¿Eres Reiji Toga?" Preguntó con voz suave, pasada por un tono casi juguetón.

Reiji se detuvo en seco. Frunció el ceño de forma leve. Su instinto se activó de inmediato, como siempre que algo no cuadraba.

"¿Quién lo pregunta?" Respondió con tono neutral, firme.

Ella sonrió. Sus labios carnosos se curvaron con una gracia extrañamente encantadora. Sus ojos, esclerótica negra, iris brillantes como faroles entre sombras, lo estudiaban con una atención clínica.

"Chitose Kizuki. Periodista independiente. Trabajo para Shinka Editorial. Tal vez no la conozcas, no somos del circuito popular... por ahora"

Hizo una pequeña inclinación de cabeza, informal pero precisa. Llevaba una libreta bajo el brazo, aunque no la sacó.

"¿Y qué quieres de mí?"

"Una entrevista" Dijo sin rodeos, como si fuera lo más natural del mundo.

Reiji desvió la mirada por un momento, visiblemente incómodo. No había cámaras, micrófonos, ni otras personas a la vista. Pero todo le parecía demasiado... limpio.

"No doy entrevistas" Respondió con tono seco, casi cortante.

"Y sin embargo, no dejás de llamar la atención" Murmuró con una sonrisa ambigua. "Un estudiante sin historial, con Quirk desconocido, involucrado en un evento público de gran escala... y sin querer nada a cambio. Eso, Reiji, es más interesante que cualquier héroe de póster"

"Como dije, no estoy interesado"

"A veces, el interés no se busca, se siembra" Replicó ella con voz suave. "Y tarde o temprano, brota. Como lo hacen las cosas que no caben en macetas pequeñas"

Reiji alzó una ceja. Chitose se acercó un paso más, y sacó una tarjeta de presentación. Blanca, sin adornos, solo su nombre y un número de contacto.

"A veces el sistema deja afuera a quienes más podrían cambiarlo. Me gusta hablar con gente que no encaja del todo. Suelen tener historias que nadie se atreve a contar"

Se la ofreció, pero al ver que él no la tomaba, simplemente la deslizó en el bolsillo externo de su mochila con la precisión de quien ya lo ha hecho muchas veces antes.

"No espero que me llames. Pero si un día decidís que tu historia merece ser escuchada... sabrás dónde encontrarme"

Se dio media vuelta con calma, pero antes de alejarse, giró el rostro por encima del hombro. Su mirada brilló con un tono más profundo.

"Hay quienes creen que el mundo debería girar alrededor de reglas impuestas. Otros creemos que el mundo debería girar con libertad... incluso si hay que romper unas cuantas cosas para lograrlo"

Reiji la observó en silencio. No respondió. Ella sonrió una vez más, y desapareció entre la multitud, como si nunca hubiese estado allí.

Un ligero escalofrío le recorrió la espalda. No sabia quien era o que representaba, probablemente se le había olvidado... Y eso le daba una gran mala espina.

***

El sol ya caía cuando Reiji llegó al patio trasero del edificio viejo donde Mei Hatsume había improvisado su taller portátil. No era la U.A., pero el lugar tenía toda su esencia: herramientas regadas por el suelo, partes de drones desarmadas, y una docena de gafas de aumento colgadas de una cuerda como ropa.

"¡Llegás justo a tiempo!" Exclamó Mei sin levantar la vista de su banco de trabajo. "Estaba a punto de prender fuego todo sin querer. De nuevo"

Reiji alzó una ceja, acostumbrado ya al caos que envolvía a Mei como un campo electromagnético personal.

"No te preocupes. No sería la primera vez..."

"¡Eso! Por eso te amo... bueno, amo trabajar contigo. No me mires así, era una expresión" Dijo mientras giraba hacia él con una sonrisa de dientes manchados por aceite "Eres mi conejillo de indias favorito, ¿sabías?"

Reiji se acercó despacio. En el aire flotaba el olor a metal quemado y soldadura reciente. Ella usaba un overol mecánico atado a la cintura, dejando a la vista una camiseta blanca manchada y ceñida que no dejaba mucho a la imaginación. El sudor le pegaba mechones rosados a la frente, y sus ojos, intensos, enfocados, parecían más vivos que nunca.

"¿Qué quierés que pruebe ahora?"

"¡Este bebé!" Gritó emocionada mientras sacaba un pequeño dispositivo.

Mei se acercó con un aparato que parecía una pulsera gruesa, hecha de metal opaco, cables a la vista y una pequeña batería traslúcida adherida al lateral.

"Este bebé es un propulsor de impulso lateral. Versión cinco. Lo diseñé para dar empuje en desplazamientos cortos, ideal para combates urbanos o evasión rápida. Pero aún se sobrecalienta. Necesito saber cómo reacciona en movimiento real, con alguien que aguante si algo sale mal"

"¿Quieres que me lo ponga y salga corriendo por ahí?" Preguntó Reiji, alzando una ceja.

"¡Sí! Bueno, camina primero. Quiero medir la temperatura con los sensores. Pero si se prende fuego, avisa antes de regenerarte, ¿sí? Quiero grabar todo el proceso"

Se lo ajustó con rapidez, sin pedir permiso. Sus dedos tocaron la piel de Reiji sin reparo alguno, con la familiaridad de quien trata un cuerpo como parte de su laboratorio. Reiji no dijo nada, aunque sintió el contacto. Mei estaba concentrada, su rostro pegado al dispositivo, sus ojos extrañamente enfocados.

"Nunca parás de inventar, ¿no?" Murmuró él, más como un pensamiento en voz alta.

"¡Claro que no! Desde que te vi en esa prueba técnica, algo se encendió en mi cabeza" Dijo, sin levantar la vista. "No sé si fue la explosión, tu regeneración o tu cara seria… pero me dio una idea loca y tuve que construirla. Ahora no puedo frenar"

"¿Entonces soy una chispa creativa andante?"

"No exageres. Pero eres resistente, raro, y no haces preguntas molestas. ¡Un sujeto perfecto! Y además no explotás… demasiado"

Reiji soltó una risa seca.

"Hasta ahora"

"¡Hasta ahora!" Repitió ella entusiasmada.

Terminó de ajustar los últimos seguros, y dio un par de palmadas suaves en el metal.

"No lo uses en plena calle, solo para prueba de temperatura. Si no se derrite, mañana probamos en movimiento real"

"Entendido. ¿Quieres que lo devuelva después?"

"¡Sí, pero no lo laves! Quiero ver los residuos del uso. Ah, y si hay una descarga eléctrica, no grites, que arruina el audio"

"Eres un caso clínico"

"¡Eso ya lo sabía!"

Mei retrocedió con una sonrisa manchada de grasa. 

A pesar de ser prácticamente un sujeto de prueba para los experimentos de Mei, ella si se preocupaba por él y los aparatos no eran tan potentes para provocar daños mayores. Esto a Reiji le recordaba su vida pasada, y el gran contraste en la forma de proceder de ambos...

Ser un experimento de la personas correcta era... Reconfortante, incluso divertido.

Antes de irse, él la miró por encima del hombro.

"Nos vemos en el festival"

"¡Graba todo! Especialmente si tu hermana rompe algo"

Reiji no respondió. Pero esta vez, la sonrisa le duró más de lo habitual.

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