Demond Slayer: Luz eterna

Chapter 1: 2-El peso de la verdad



El sol iluminaba el bosque mientras caminaba sin rumbo.

Mi cuerpo estaba adolorido, y la katana de mi padre pesaba más de lo que imaginaba. No sabía adónde ir, pero debía alejarme.

Cada paso me recordaba que estaba vivo, aunque la culpa me quemaba por dentro.

Llegué a un arroyo. La corriente era tranquila, como si el mundo no supiera del horror que acababa de presenciar.

Me agaché para beber, y el agua fría me devolvió algo de claridad. Al mirar mi reflejo, apenas me reconocí. Mi rostro estaba cubierto de tierra y lágrimas secas.

El sonido de las hojas al crujir bajo mis pies fue interrumpido por un ruido sutil, como el zumbido de alas al moverse con gracia.

Me giré bruscamente, con la katana en las manos, aunque apenas podía sostenerla después del agotamiento.

Entonces la vi.

Una figura esbelta emergió de entre los árboles, envuelta en un haori con patrones de mariposas.

Su postura era elegante, casi irreal, y su rostro mantenía una expresión tranquila, como si la tensión del mundo no la afectara.

Shinobu Kocho.

No podía ser. La reconocí al instante, aunque mi corazón se negó a creerlo.

Estaba frente a uno de los Pilares del Cuerpo de Exterminio de Demonios, pero debo actuar, no puede saber que se quien es.

Si me delataba, solo levantaría sospechas. No podía explicar cómo sabía quién era.

Ella inclinó la cabeza ligeramente, evaluándome con curiosidad.

—Vaya, parece que alguien tuvo una noche difícil —

dijo, su voz suave pero cargada de intención.

No respondí. Mi mente estaba en un torbellino. ¿Por qué ella estaba aquí? ¿Era esto una coincidencia, o el destino realmente me estaba poniendo a prueba?

—¿Estás herido? —preguntó mientras daba un paso más cerca.

Su katana, corta y distintiva, descansaba en su mano con una naturalidad peligrosa.

—No… Estoy bien —mentí, tratando de sonar firme.

Ella arqueó una ceja, como si no creyera ni una palabra, y entonces noté cómo su mirada se fijaba en mis manos temblorosas y la sangre seca en mi ropa.

—¿Fuiste atacado por un demonio? —

Su tono seguía siendo amable, pero había una seriedad oculta detrás de sus palabras.

Asentí lentamente, evitando su mirada.

—Mi familia… —comencé, pero las palabras se atoraron en mi garganta.

Shinobu no dijo nada por un momento. Simplemente me observó con sus ojos penetrantes, como si pudiera leer cada pensamiento en mi cabeza.

Finalmente, suspiró y sacó un pequeño frasco de su cinturón.

—Bebe esto. No te curará por completo, pero al menos te ayudará a caminar sin desmayarte.—

Tomé el frasco, agradecido, pero cuidando no decir más de lo necesario. Si decía algo fuera de lugar, podría ponerme en peligro. Mientras bebía, sentí el líquido cálido recorriendo mi cuerpo, dándome una energía renovada.

—Hay una aldea no muy lejos de aquí —continuó ella, su tono ahora más profesional

—. Te llevaré hasta allí, pero debes seguirme de cerca. No sabemos si el demonio sigue merodeando.—

Caminé detrás de Shinobu sin apartar la vista de su figura. Sus pasos apenas hacían ruido, mientras los míos eran torpes en comparación.

Después de varios minutos, el bosque comenzó a despejarse, revelando una pequeña aldea al pie de una colina. Shinobu se detuvo y giró ligeramente hacia mí, señalando con la cabeza.

—Vamos a buscar a alguien que pueda ayudarte a descansar. Necesitas recuperar fuerzas —

dijo con ese tono amable

No tardamos en encontrar a un médico local. Era un hombre mayor, de rostro arrugado, que me examinó con cuidado y me ofreció una cama para descansar. Shinobu, sin embargo, no parecía dispuesta a quedarse mucho tiempo.

—Hay otros demonios que podrían estar cerca —dijo, ajustando su katana en la cintura—. Regresaré más tarde para asegurarme de que estés bien.

—Gracias —logré decir, con más sinceridad de la que había sentido en años.

Semanas después

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Me quedé en la aldea, recuperándome poco a poco.

Sin embargo, sabía que no podía quedarme allí para siempre.

Las noches eran difíciles; cada vez que cerraba los ojos, revivía la masacre. Mi madre, mi hermana, el demonio que había jugado con nuestras vidas como si no fueran nada...

Ese recuerdo alimentó algo dentro de mí. Una llama. No quería volver a ser esa persona impotente, incapaz de proteger a los que amaba.

Un día, mientras practicaba con una espada de madera que me habían prestado en la aldea, escuché un ruido detrás de mí.

—Tu postura es terrible. Si sigues así, no llegarás muy lejos.

Me giré y vi a Shinobu con una sonrisa , apoyada contra un árbol cercano.

—¿Qué haces aquí? —pregunté, sorprendido.

—He estado observándote —respondió con una sonrisa que no llegaba a sus ojos—.

Tienes determinación, pero eso no es suficiente para enfrentarte a un demonio. Si realmente quieres volverte más fuerte, necesitarás entrenamiento de verdad.

Sentí que mi corazón se aceleraba. ¿Era esto una oferta?

—¿Tú me entrenarías? —pregunté, tratando de mantener la calma.

—No exactamente. Pero puedo llevarte a alguien que lo hará.

Aunque debo advertirte: el camino no será fácil. Tendrás que soportar más de lo que crees que eres capaz.—

—¿Y por qué tanto interés en mi entrenamiento? —pregunté

—Bueno, digamos que tengo curiosidad. Eres... diferente. La mayoría de las personas en tu lugar ya habrían abandonado. Tú sigues intentándolo, a pesar de que tus piernas tiemblan como las de un cervatillo recién nacido.

—¿Eso fue un cumplido o un insulto? —respondí, entrecerrando los ojos.

Shinobu soltó una risa ligera, casi musical.

—¿Por qué no ambos?

Después de tomar mi katana y especialmente mi funda seguí a Shinobu por el bosque.

—Y ¿dónde iremos exactamente?—

Le pregunté mientras miraba su espalda frente a mi.

Sin darse la vuelta pero sabía que tenía una sonrisa me responde.

—Iremos dónde un viejo cazador de demonios, el te enseñará—

Caminando un poco más rápido me pongo junto a ella mirando sus ojos violeta.

Ella me devuelve la mirada y dice

—Te ves mucho mejor que antes, al parecer había una cara bonita detrás de toda esa mugre y mejillas hinchadas—

Sorprendido respondo.

—De nuevo, ¿eso es un cumplido o insulto?—

Cómo si fuera un deja vu dice.

—¿Por qué no ambos?—

1 semana después

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Durante el viaje mis constantes pesadillas nunca acabaron.

Aunque Shinobu me ha estado enseñando lentamente el uso de la espada realmente no tiene experiencia en el uso de doble katana.

—Ya estamos cerca—

Decía Shinobu mientras se sentaba de bajo de un árbol y caia el sol bajo de la copa del mismo.

—Hare una pequeña fogata aquí mismo—

Asintiendo realizamos el mismo procedimiento de siempre.

Shinobu cazaba y yo cocinaba en la fogata.

— ¿Me dirás quien será mi maestro?—

Shinobu terminando de comer me devuelve la mirada confundida.

— Aunque te diga su nombre no lo conocerás —

Abriendo mis ojos le digo.

—Bueno, tiene razón pero..—

Tampoco puedo decirle que conozco a la mayoría de gente por un manga.

—Jigoro Kuwajima—

Dice interrumpiendome.

Sabía quién era, maestro de Zenitsu, antiguo pilar, hice todo mi esfuerzo en mantener mi cara de poker.

—ya veo—

Por alguna razón no se me hacía difícil hablar con Shinobu, tal vez porque me salvó la vida.

Después de pasar la noche hablando, Shinobu iba a tomar la primera guardia y yo dormiría.

Acurrucándome en un árbol simplemente mis ojos cayeron y comencé a dormir.

Otra vez estaba ahí, paseando en el bosque mientras la bufanda de mi hermana me cubría del viento.

Nuevamente escuchaba los gritos y corría de vuelta, y ahí estaba el, mirándome con esos ojos y dentro de ellos el kanji de luna.

— ¿Estás bien? —

Al abrir mis ojos veo enfrente de mi sus labios rosados y sus ojos violeta,

Comienzo a sonrojarme.

— S-si, ¿Paso algo?—

Shinobu se sienta frente de mi y dice.

—esta ha sido la noche que más has gritado, has tenido la peor pesadilla hasta ahora —

Haciendo una mueca de triste le digo.

— Lo lamento es difícil —

Toma mis manos y me dice.

—Sabes no te he preguntado Pero, ¿supongo que quieres asesinar a ese demonio?—

Asintiendo ella continúa.

— ¿Recuerdas como es ?—

Muevo mi cabeza nuevamente asintiendo a su pregunta sabiendo que la respuesta tal vez no le guste mucho, ya que el demonio que asesino a mi familia... También mato a su hermana.

—El tenía el Kanji de Segunda creciendo —

Senti como sus manos comenzaron apretar las mías pero no dije nada .

Sintiendo su silencio comencé hablar.

— ¿El es fuerte cierto? Lo sé, lo sentí, mucho más fuerte que los demonios que has cazado está semana, mucho más fuerte que todo lo que he visto en mi vida—

Los ojos de Shinobu cayeron antes mis palabras talvez sabiendo que eran verdad y nunca podría véngase.

Apretando de vuelta sus manos la miro a los ojos y le digo

— ¡Pero sabes! Te prometo que lo asesinare y vengare a todas las almas que se ha llevado—

Una pequeña lágrima cayó por los ojos de Shinobu, antes de poder reaccionar sus brazos envolvieron mi cuerpo y sus labios me susurraron al oído.

—decearia que así fuera —

Después de esa noche Shinobu durmio junto a mi.

Al día siguiente Shinobu me dió su katana.

—Esta noche buscaremos demonios y los matarás tu—

Termino su gran frase con una linda sonrisa

Miro su rostro y le digo.

— ¿Que yo que?—


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